Mañana, viernes 8 de marzo a horas 17, en la sala de conferencias del primer piso de la Casa de la Cultura, Caseros 460, el doctor Sergio Santillán Cabezas disertará sobre «El general Baldomero Espartero, la figura más destacada de España en el Siglo XIX».

La conferencia está organizada por la Junta de Estudios Históricos de Salta, que preside el doctor Abel Cornejo, quien presentará al disertante.

“Espartero es una figura digna de Stendhal o de García Márquez”, dijo Adrian Shubert, historiador y catedrático canadiense, autor del monumental libro: “Espartero, el pacificador”, biografía definitiva de Espartero, considerado hoy como una de las personalidades más importantes de la España del siglo XIX.

Su obra incluye documentación y datos, hasta ahora desconocidos, de la permanencia de Espartero en Salta donde participó de la cuarta invasión realista, negoció un cese de la guerra y fue testigo de excepción de entretelones políticos durante el gobierno de Güemes.

Santillán Cabezas nació en Campo Quijano, Salta, en 1945. Residió en Venezuela. Desde hace 42 años, reside en Madrid. Es asesor de UGT, la más importante organización de trabajadores de España; profesor asociado de Derecho del Trabajo en la Universidad Carlos III de Madrid; miembro del Comité Económico y Social Europeo, de la Unión Europea.

El conferencista explicará la participación de Espartero en el Alto Perú y en Salta, y su posterior y larga trayectoria en España: fue Regente de ese Reino, entre 1841 y 1843, durante la infancia de Isabel II.

Espartero “se aproximó más que nadie antes de 1870 a ser un jefe de Estado verdaderamente constitucional. Era un nacionalista español para quien la unidad nacional era el santo grial, y él mismo su campeón. Era un monárquico ferviente que pasó toda su vida pública sosteniendo un trono amenazado, pero que respaldó la República cuando esta llegó”.

Llamado «El Pacificador», le tocó poner fin a la guerra civil carlista, la más cruenta que ha vivido España. Fue el hombre más querido del XIX. Según Shubert, Espartero fue “extraordinario porque era la encarnación de la honradez, de la aspiración a una patria próspera y justa”