La iniciativa de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba se repite en otras universidades y edificios públicos y privados. 

A mediados de agosto, la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) instaló su primer baño mixto, es decir, un baño para uso de todas las personas, independientemente de su sexo e identidad de género. La medida, concebida como una «prueba piloto», es un «avance cultural» que busca «cambiar las prácticas cotidianas» de los estudiantes, según dijo a LA NACION la decana de la facultad, Claudia Torcomian. No es el único caso en el país: cada vez son más las universidades públicas que deciden abrir este tipo de baños.

¿Qué busca la iniciativa? Los baños mixtos intentan facilitar los accesos a personas trans, a padres y madres con sus hijos/as, y a personas con discapacidad. Buscan romper el binarismo de género y beneficiar a todas las personas que no se identifiquen con las categorías «varón» o «mujer». Y evitar los problemas que sufren éstas en los baños públicos.

«Al principio hubo mucho revuelo, tanto de los que pensaban que era una buena idea como de los que estaban en contra. Es un tema que moviliza. Había una fantasía de que era un baño sin privacidad. De que habría ‘perversiones’. Una serie de cosas sin ningún fundamento. Hubo algunas quejas antes de que se instale, pero ahora se usa sin problemas», contó Torcomian, sobre la experiencia en la UNC, a LA NACION.

La primera universidad pública en instalar un baño mixto en Argentina fue la Universidad de La Plata. El baño, ubicado en la Facultad de Periodismo, funciona desde 2012. Además, el año pasado, las facultades de Ciencias Políticas de las universidades de Rosario y de Cuyo instalaron baños mixtos. Y también el mes pasado, la Universidad de Buenos Aires habilitó uno en la Facultad de de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU).

Cuando se instaló el baño mixto en la FADU, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) emitió una nota de felicitación: «Es un claro reconocimiento de los avances culturales de la sociedad argentina. Destacamos que los baños mixtos tienen que ser promovidos, no sólo por el proceso de transformación planteado por la legislación vigente, sino también ante el convencimiento de que las categorías varón/ mujer, tal como fueron utilizadas desde el paradigma heteronormativo, ya no alcanzan para dar cuenta de todas las identidades y orientaciones sexuales disponibles en el entramado social».

La legislación vigente a la que hace referencia el INADI es la Ley 26.743 de Identidad de Género, sancionada en 2012, que declara que todo individuo tiene derecho a ser tratado como se autopercibe.

Acoso

La instalación de baños mixtos intenta evitar los acosos físicos y psicológicos a los que pueden estar sometidas las personas trans: un estudio de la Universidad de California encontró que alrededor del 70% de las personas transgénero dicen haber sufrido algún tipo de acoso al ingresar a baños públicos. Además, el 54% dijo haber sufrido algún problema de salud por verse obligados a evitar el uso de un baño público (como deshidratación, infecciones renales y del tracto urinario).

«El pedido de baños sin distinción de género o baños unisex en espacios públicos para nuestra población sería un gran avance. Actualmente tenemos compañerxs que no se sienten identificados con los géneros hombre o mujer. También en los casos donde recientemente están iniciando su transición, que se ven obligados a tener que elegir, un cartel genera mucha presión para nosotrxs. Algo que para muchxs es cotidiano. Son sumamente necesarios estos espacios», dijo a LA NACION Lautaro Cruz, presidente de la agrupación cordobesa «Trans Argentinxs», que acompañó a la Facultad de Psicología de la UNC en la instalación del baño mixto.

La tendencia se instala también en otros países. Desde marzo de este año, la ley de California, Estados Unidos, dispone instalar baños sin distinción de género en todos los establecimientos públicos. Una legislación similar está vigente en Vancouver, Canadá. También México, China, y el Reino Unido cuentan con establecimientos públicos con baños mixtos.

Problemas

«Hay que cambiar las prácticas concretas del día a día. No quedarse con la legislación general, si bien de avanzada, en cuestiones de género. Y las reacciones varían: hay gente que lo ve como amenazante, otra que tiene fantasías que no se sostienen, otra que puede metabolizar el cambio de manera natural», dijo la decana Torcomian a LA NACION.

En algunos lugares, la idea no pudo «metabolizarse» del todo bien. En marzo de este año, por ejemplo, Silvia Galarza, directora de la Escuela Técnica N° 1 de la localidad de El Talar, decidió instalar un baño mixto en la institución por el maltrato que padecían estudiantes gays y trans. La medida no fue bien recibida por algunos padres y dos meses después, tras la visita de un inspector, se ordenó revertirla.

«Hay que ver hasta qué punto se pueden introducir estos cambios. Sobre todo, primero, en instituciones de adultos, y avanzar gradualmente», opinó Torcomian.

Origen

Estados Unidos fue uno de los primeros países que legisló para dictaminar la segregación de baños por género. Según el historiador y especialista en derecho Terry Kogan, el estado de Massachusetts fue el primero, a fines del siglo XIX. Para 1920, alrededor de 40 estados del país contaban con legislación similar.

«Estas leyes tenían que ver con una idea muy instalada en esa época, que indicaba que para proteger la virtud de las mujeres se la tenía que circunscribir a un espacio específico. La casa, por ejemplo. La idea es hoy considerada sexista. Por otro lado, con la llegada de la mujer al mercado de trabajo, principalmente al mercado textil a finales del siglo XIX, surge legislación que reproduce esa misma idea pero en el ámbito laboral. Así nace el baño segregado por género en Estados Unidos», dijo Kogan en un artículo para The Guardian. Hoy, esa segmentación comienza a ponerse en duda.