La ministra de Derechos Humanos aseguró que no dijo nada hasta ayer sobre la polémica de Chicho Mazzone porque estaba de vacaciones. Agregó que tiene “entendido” que el que habló fue el coordinador general del Ministerio.

La ministra de Derechos Humanos, Marianela Cansino, hizo honor a su apellido en el caso del intendente de El Bordo. La situación, que tomó repercusión nacional, no afectó a la funcionaria hasta ayer, cuando volvió al trabajo luego de sus vacaciones. A diferencia de los concejales de esa localidad, Cansino no pareció necesitar reincorporarse de urgencia ante un hecho que involucró a menores de edad.

En una entrevista con El Tribuno, Cansino fue consultada por su demora en aparecer a hablar del asunto Mazzone. Respondió: “Hoy (por ayer, lunes) me reintegré de mi licencia. El que estaba a cargo es el coordinador General, Fernando Martinis y tengo entendido que él dio declaraciones”.

En la misma entrevista, la ministra dijo que el hecho “es absolutamente reprochable, más con una persona pública, que tiene responsabilidades, y que puede haber abuso de poder”. “Repudio cien por ciento estas cosas. Esto es intolerable”, agregó.

Cansino consideró que si la Justicia llega a comprobar que se cometió un delito y que Mazzone participó, el intendente no tendría que seguir en su cargo.

Una lentitud repetida

La reacción tardía de Marianela Cansino es algo habitual. El mes pasado, cuando estalló el escándalo del funcionario provincial que encerró a una prostituta en una camioneta del Ministerio de Derechos Humanos, Cansino estaba en Buenos Aires. Algo similar ocurrió en diciembre de 2013, cuando la titular de Derechos Humanos gambeteó el caso de la menor de 14 años violada por su padrastro, que solicitaba un aborto no punible.