Tomografía computada del Estado informó la compra de nuevo equipamiento para la atención al público. El nuevo tomógrafo costará 2.6 millones y con él se espera mejorar el servicio.
Los escándalos y malos manejos de dinero no son ajenos a esta sociedad del Estado. No hace mucho se daba a conocer un informe de la Auditoría de la provincia en el que, entre otras irregularidades, se constató que en 2010 los muchachos del Tomógrafo se gastaron $3 mil pesos en una cena para el día del Trabajador; tres meses después el presidente decidió pagarse un asadito (con la plata del Estado), en “El viejo Jack” y -para no interrumpir el espíritu festivo- en diciembre destinaron $7.623 para La Veloz Hoteles S.A. en una cena de fin de año.
Además los auditores verificaron pagos mensuales efectuados a proveedores que realizan tareas técnicas de radiología y anestesistas, a los cuales no se les confeccionó contrato por prestación de servicio. Dos técnicas radiólogos y dos anestesistas, contratados a dedo.
Ante esta información cualquiera puede rebatir que era una gestión diferente, que la de ahora no comete los mismos errores ni se malgasta el dinero del estado. A lo que podemos responder que el periodo auditado abarca todo el 2010 y fue justamente el 6 de abril de ese año cuando el entonces Secretario de Servicios de Salud, Alejandro Gravanago, posesionó al doctor Francisco Ryan, como Director de Tomografía Computada Sociedad del Estado, en reemplazo de Mariano Furci.
Ahora la nueva adquisición será un tomógrafo multicorte de 16 filas con reconstrucción tridimensional cuyo costo asciende a los 2.6 millones de pesos. Con este aparato se pretende reducir los tiempos para la atención. El propio Ryan manifestó que “la adquisición del nuevo tomógrafo será fundamentalmente en beneficio de los pacientes ya que tiene la ventaja de realizar los estudios en menos tiempo, lo que significa menos radiación”.
Según el funcionario, al ser menor el tiempo para cada tratamiento se puede atender a más personas. En ese caso hubiese sido ideal tener este nuevo tomógrafo en agosto pasado cuando falleció un joven de 17 años al que debían practicarle una tomografía, pero nunca se la hicieron. Sin los estudios correspondientes, le dieron de alta con un coágulo en la cabeza. Le dijeron que tome una bayaspirina.