Sara Bravo, de 22 años, denunció a personal de la comisaría 15 de San Remo. La joven presenta hematomas en todo su cuerpo.»Mujeres policías me pegaron y me volaron un diente», señalò. Hoy habrá una audiencia.

Una joven denunció que fue víctima de apremios ilegales por parte de policías de la comisaría 15 del barrio San Remo. «El sábado, a las 23, yo estaba junto a dos amigos en el resto bar 69 punto G del Paseo de los Poetas, cuando llegó un móvil policial, interno 1310, del que bajaron cinco policías: tres mujeres y dos hombres. Sin decir nada me tiraron al suelo. Después me desperté en la comisaría de San Remo», manifestó Sara Yamil Bravo, de 22 años, a El Tribuno, al tiempo que exhibió hematomas en los brazos, piernas, cadera, cuello y rostro.

«Pedí que me explicaran por qué me detenían. Me tenían en el piso. Me golpeaban. Había muchos policías a mi alrededor. Dos femeninas me pegaron piñas en distintas partes del cuerpo, en la espalda, en las pierna e incluso en la cara. Me volaron un diente», aseguró.

La joven manifestó: «Me quitaron un celular LG K4 negro, las llaves de mi casa y 2.500 pesos de mi sueldo, el documento, la tarjeta de Saeta y un lápiz labial. Me rompieron el celular. Luego me subieron al móvil policial. El chofer y las dos policías me llevaron al médico legal. Me sacaron las zapatillas. Quedé descalza y me llevaron a la Alcaidía. Me acusaban de hurto o robo a un remisero. Me decían que yo había ido a bailar a Dr. Jekyll y que haga memoria. Yo no entendía nada».

En la Alcaidía judicial se negaron a ingresarla a una celda. «Sin embargo, me tuvieron esperando en un pasillo y una de las femeninas me pegó piñas en la panza. Yo le pedí que no lo hiciera que me iba a desmayar, pero me contestó que si me desmayaba me iba a pegar peor. La otra femenina intentaba gestionar mi detención pero se la denegaron», sostuvo.

Los efectivos en cuestión decidieron volver a la comisaría con la joven.

«Me hacían caminar agachada, mientras me presionaban el cuello. Me quitaban las respiración porque me agarraban de una cadenita que yo tenía puesta. Yo les pedía por favor que paren pero parece que era peor», contó.

«De nuevo en la dependencia, me hicieron sentar en una habitación y me tuvieron una hora esperando porque querían consultar con un fiscal. Se reían de mí, se burlaban y gritaban: «Mirala a la boxeadora. Ahora está sumisa’, porque yo practicaba boxeo antes», dijo la mujer con lágrimas en sus ojos.

Y agregó: «Yo les dije que todo lo que había vivido lo iba a hacer público, entonces me dijeron: «Dejá de joder ya te entregamos todas tus cosas y te damos la libertad’. Y me hicieron firmar un acta pero nunca me devolvieron mi documento. A las 8 me dejaron salir de la comisaría. Yo sabía que mi libertad no la iba a perder porque no soy una delincuente ni una chica violenta. Ahora tengo miedo. Ellos saben dónde vivo. No quiero que me vuelva a pasar lo mismo», relató.

La joven víctima expresó que los policías no tenían la barra identificatoria, por lo que no sabe sus nombres ni jerarquías.

Luego de que la liberaran, Sara Bravo concurrió junto a su familia a la comisaría 2 a radicar la denuncia correspondiente. Los efectivos le consultaron a la joven si deseaba la intervención de un médico del CIF, a lo cual respondió que sí.

Interviene en el caso el fiscal de Derechos Humanos, Gustavo Vilar Rey. Hoy habrá una audiencia.

Fuente: El Tribuno