Cristian Luna Carrera desapareció el 11 de marzo de 2008. Su familia continúa buscándolo. El caso nunca fue aclarado y hay vinculaciones con gente del poder empresarial y político. Se realizará un recital en su homenaje esta tarde desde las 19, en la Plazoleta IV Siglos.

Tras siete años, se realizará un recital homenaje a Cristian Luna Carrera, el joven desaparecido el 11 de marzo de 2008. El evento será este miércoles, desde las 19, en la Plazoleta IV Siglos.

A continuación, reproducimos un artículo publicado en la revista Rock Salta, en 2011:

El martes 11 de marzo de 2008, Verónica llegó a la vivienda que su familia poseía en el barrio Intersindical, un coqueto sector de monoblocks con patios llenos de juegos infantiles y pasto cortado prolijamente. Cuando atravesó la puerta nueve se encontró con el panorama habitual. Eran las diez y media de la mañana y su hermano Cristhian estaba, como siempre, trabajando con la computadora. Verónica vivía en otro lado, con su marido y sus hijos, pero cada tanto se llegaba hasta el departamento para aprovechar el lavarropas automático de su madre. Esa mañana no fue la excepción. “Ese día vine a la mañana, me puse a lavar la ropa y mi hermano estaba en su pieza, con la computadora haciendo unos trabajos. Yo entré y le dejé cigarrillos y un yogur que le había comprado antes de subir. Se los dejé, lo saludé y estaba bien. Le dije que dejaba el lavarropas encendido, que si podía volvía al mediodía y que si no que lo apague y que deje ahí nomás la ropa, que yo iba a volver a la tarde. Me fui y no pude volver al mediodía. Así que quedó la ropa. Y como el siempre la sacaba y la extendía no me hice mucho problema”.

Verónica abandonó el departamento y se dirigió hasta la panadería que Lito, su padre, manejaba en el barrio Bancario. Allí estuvo, trabajando hasta el atardecer, sin tener tiempo para nada más. Durante todas las horas en las que se dedicó a atender en el local, recibió varios llamados de Andrea, la chica que ostentaba el rol de cuñada desde que Cristhian la presentara como su novia oficial, en la última fiesta de fin de año. “Yo trabajé todo el día en la panadería ese día y ella llamó tres veces. Al mediodía, a la siesta y a la tarde preguntó por mi mamá. Yo le decía que no estaba y cortaba. En la última llamada que hizo, mi mamá la atiende y ahí le avisa que mi hermano se había ido, supuestamente a matarse”.

Miriam Carrera, la mamá de Cristhian es una mujer de 57 años que se muestra de una manera íntegra ante la desaparición de su hijo mayor, que ya se extiende por cuatro años.

Bajista de la banda War Angels, Cristhian Fernando Luna Carrera tenía 32 años al momento de su desaparición. Se desempeñaba como diseñador gráfico, daba clases en la UOM y vivía solo en el departamento que su familia tenía en la zona sur de la ciudad. Desde que desapareció, la vivienda estuvo deshabitada, luego fue alquilada por unos meses y finalmente albergó a la familia de Verónica. Sentada en el comedor, asegura que su hermano “no traía mucho” a su novia. “La conocí cuando él la llevó y la presentó en la casa, en la panadería, donde pasamos las fiestas. Nosotros escuchábamos hablar de una tal Andrea y que eran amigos, después vimos que eran más que amigos”.

Según su familia, Cristhian Luna fue siempre un chico callado, reacio a hablar de sus asuntos; pero no por eso irresponsable con los sentimientos de su madre. Verónica cuenta que siempre dejaba notas avisando dónde estaba, con teléfonos de contacto incluidos. “De los tres hermanos, él era el único que decía adonde se iba, o dejaba una nota en el medio de la mesa diciendo ‘estoy en la casa de tal, acá está el número de teléfono’; o pasaba por la panadería a avisar. Yo siempre lo cargaba diciéndole que era un pollerudo porque no podía estar sin la mamá. Ella tenía una agenda con el número de teléfono de todos los amigos de él. Incluso, cuando iba a lo de Andrea, pasaba primero por la panadería, que le quedaba a contramano; avisaba y recién se iba a su casa. Ese día no dejó nada.”, detalla Verónica.

El 11 de marzo, Cristhian también dejó una nota avisando que se iba para siempre, pero su familia no cree que haya sido real el mensaje. “Nosotros nos enteramos por la novia de que había dejado una carta. Fuimos a ver al departamento y la carta efectivamente decía que se iba a suicidar, pero la carta no estaba en el lugar habitual que él nos dejaba las notas a nosotros y contenía algunas palabras que no usaba. Eso nos dio muchas dudas”, detalla la madre, sentada en la casa ubicada detrás de la panadería, la misma que dejó de atender desde que decidió volcar su vida a la búsqueda de su hijo.

En una de las oficinas de su estudio, Juan Pablo Ochoa, abogado de la familia Luna Carrera, precisa que Cristhian en la carta “sugiere o que se va o que se suicida, una de dos. Porque dice que está cansado, que no lo busquen, que no va volver. Textualmente no dice que se va a matar. Dice que no va a volver, que se va para siempre, pero no dice que se va a matar. El tema es que la letra es de él y quién más que la madre para decir que ésa no es la forma de escribir de su hijo. El nunca escribió así, entonces, evidentemente tenemos que suponer que estaba escribiendo bajo presión de alguien o algo”.

La carta que disparó las dudas estaba posada sobre la computadora de Cristhian, un lugar que para su madre era impensado como depositario de notas. Además, al leerla, Miriam notó que su hijo se refería a ella y a su marido como “mamá” y “papá”, cuando toda la vida los había llamado por sus nombres.

Los interrogantes no se detuvieron en la autenticidad de la carta. Inmediatamente después de leerla, las sospechas cayeron sobre Andrea. “Escuchame –pregunta Verónica-, si ella sabía eso desde la mañana, ¿cómo no lo va a decir antes? ¿Cómo no me lo va a decir a mí, que la atendí tres veces por teléfono?”.

Esa noche, cuando Andrea le comunica por teléfono a Miriam que Cristhian había desaparecido y dejado una carta; la mamá se traslada hasta la casa de su nuera para obtener mayores explicaciones. Una vez allí, Andrea le contó que Cristhian había ido a su casa, que habían discutido porque ella no quería volver con él, que dijo que la vida no servía sin ella y que se quería matar. “Lo que no entiendo es por qué Andrea no le quiso entregar el celular de Cristhian a mi mamá”, indica Verónica.

Precisamente, la novia de Cristhian se puso celosa con la custodia de ciertos elementos clave para el caso. “Se quedó con el celular de Cristhian y recién muchísimo tiempo después el juez ordenó que se pidiera el celular”, relata Miriam, y agrega que una vez que la Brigada de Investigaciones concurrió a buscar el teléfono, Andrea argumentó que se había roto. “Así se conformaron las autoridades”, dice la mamá, casi resignada.

Ese manejo por lo menos dudoso de parte de las autoridades a la hora de llevar adelante la investigación se vuelve costumbre en la desaparición de Cristhian. Para Gabriela Cerrano, concejal del Partido Obrero, “el caso desde el principio ha sido totalmente manipulado por un montón de prejuicios. Por ejemplo, se le planteaba a la madre que como era un muchacho joven se había ido por ahí por sus propios medios. Incluso hoy en día siguen buscándolo como si se hubiera ido por sus propios medios, no como una desaparición. Incluso los llamados, el juez piensa que puede ser él mismo”.

Los llamados de los que habla Cerrano son los que Miriam recibe continuamente, desde que Cristhian desapareció. “Tengo llamadas casi todos los meses. Al principio teníamos llamados en la casa de un amigo de Cristhian, en la casa de su madrina y en otro número de teléfono, que es de otra casa donde yo alquilaba y que no hice el cambio de línea. Tengo llamadas que al principio sólo decían ‘Cristhian’ una o dos veces. En este momento tengo otro tipo de llamadas, donde se escucha a Cristhian en un lugar muy grande, como un depósito y él se queja, como si le pegaran o le doliera algo. Hay otras que eran ruido solamente. Ahora tengo 33 llamadas guardadas. Recién a lo último empecé a grabarlas, pero hasta ahora no tengo respuestas. Las llamadas no figuran completas en el listado de Telecom. Pregunté y el gerente no sabía darme una respuesta concreta. No me dio mucha importancia porque fui personalmente sin una orden del juez. Me atendió porque insistí mucho y llevé los carteles. Hay algunas donde hay música y una conversación que no se entiende hasta que lo nombran a Cristhian. En otra se escucha una voz de mujer”.

Para Ochoa, “hay un empecinamiento de alguien” y cuenta que las sábanas telefónicas con todos los llamados recibidos “llegan generalmente cuatro o cinco meses después de ser pedidos, pese a que nosotros insistimos. Con tanto tiempo es imposible determinar que eso sea una pista certera para dar con el paradero. El juzgado dice que no tiene los elementos técnicos necesarios para poder evaluar el origen de esas grabaciones, que la provincia no cuenta con ese equipamiento”.

La lentitud y la aparente imposibilidad de la Justicia para tratar de sacar adelante el caso se percibe ante cada solicitud de investigación. “Nosotros lo estábamos pidiendo desde hacía rato –continúa el abogado-, pero las computadoras se revisaron con posterioridad, un año después. Su vida era la computadora. Entonces toda la información, todos los cruces, cualquier dato que podría haber estado en la computadora de Cristhian estaba en poder de la novia y ese CPU fue secuestrado con mucho tiempo posterior a la desaparición. Hubo una lista sábana de mails que Cristhian mandaba y venimos pidiendo hace varios días que se rastreen todas las direcciones de correo electrónico, todas las comunicaciones entrantes o salientes. Entienden los técnicos que se puede hacer pero hay que pedir por oficio los titulares de los dominios a Yahoo, Google y Hotmail; que tienen sus oficinas en Estados Unidos. Tienen sucursales acá pero te dicen que para romper el cerco de privacidad hay que mandar a pedir adonde está radicado el dominio. Hay una página de Yahoo que es yahoo.es, así que es de España y hay que viajar hasta allá y estamos haciendo el trámite vía cancillería para pedir la lista sábana del correo electrónico de la novia, el de Cristhian y de empresas ligadas a una tercera persona que sería amante de la novia de Cristhian. Ahí es por donde viene la mano, por donde apuntamos desde el primer momento. Lo cierto es que esta persona aduce no conocerlo a Cristhian, lo que nos hace dudar, porque Cristhian se comunicaba con él por correo electrónico. Andrea, la novia de Cristhian, dijo que nunca tuvo una relación sentimental con él”.

Efectivamente, Andrea fue citada a declarar y negó todo vínculo sentimental con Cristhian. Además, se conoció la supuesta relación paralela que la joven mantendría con, según Ochoa, “un poderoso empresario salteño, amigo de Juan Carlos Romero”,

El empresario (que goza del anonimato por expreso pedido de Miriam y el letrado) también declaró y negó relación alguna con Cristhian; por lo que Ochoa considera que él y Andrea “están mintiendo y si están mintiendo, nunca pudimos determinar el motivo. Andrea dijo que nunca tuvo una relación sentimental con Cristhian y nosotros a su vez acompañamos los soportes de filmaciones de fiestas donde estaban juntos, comportándose como una pareja normal de novios. Entonces, ¿por qué dice que nunca existió ningún tipo de relación? Entonces está ocultando algo, y si está ocultando algo ¿por qué lo está haciendo? Es lo que nunca pudimos determinar pese a las reiteradas negativas. Nosotros no podemos atribuirle por eso la desaparición sino que es un indicio: alguien sabe algo que no lo está diciendo. En todo caso incurrirá en delito de falso testimonio, pero judicialmente no se le puede achacar, con la escasez probatoria que hay, alguna conducta dolosa o delictiva que no sea esa, por el momento”.

La conexión entre el empresario, Andrea y Cristhian habría aparecido tras descubrir un mail que Luna escribió unos días antes de su desaparición. “Cristhian le mandó un mail a la empresa –relata Ochoa- donde le alertaba al empresario que estaba saliendo con Andrea, y lo ponía en evidencia, supuestamente, con las empresas que el manejaba, que él estaba teniendo una relación con esta chica y a su vez Cristhian también la tenía, nada más que Cristhian estaba al tanto y él no. El mandó ese mail, no sé con qué objeto; ésa es la relación que se percibe. Eso fue días antes de la desaparición de Cristhian. ‘Cuando vos llegás yo me voy’ y demás cosas habría escrito. Es como que Cristhian sabía”.

La causa entonces toma tintes mafiosos vinculados al poder económico y político de la provincia. Para Ochoa, si es así es casi una batalla perdida: “el poder tiene que ver, evidentemente. Sobre todo en la justicia penal. La justicia penal es muy influenciable y muy influenciada. Mucha plata y mucho poder. La plata da poder y el poder da impunidad. Cierra, siempre cierra. ¿Cómo puede ser que no pase más nada? Hoy por hoy, la certeza penal que tenemos es que incurrieron en falso testimonio, pero eso es nada, es una figura ínfima comparada con lo que estamos investigando. Es decir, les hace precio la justicia a ellos dos. Les hace precio en la medida que se compruebe el falso testimonio. Tiene previsto una pena mínima, por supuesto súper excarcelable y demás. Con respecto a lo que estamos investigando, no se los puede obligar a decir por qué están cayendo en falso testimonio. Lo cierto es que el día que desapareció nadie lo vio, nadie puede decir que estuvo con aquel, que estuvo con ella”.

Mientras la causa de Cristhian lleva cuatro años casi sin novedades, otros asuntos similares se “resuelven” a velocidad record. El caso de las turistas francesas asesinadas es un claro ejemplo al que se refieren Cerrano y Ochoa. “En el crimen de las francesas, no es que solamente se pone en debate el tema de la seguridad en Salta, sino que toca un negocio muy delicado, que es el turismo, que el gobierno provincial pone todas sus fichas en seguir desarrollando”, asegura la concejal, agregando que “por un lado se quiere proteger, mostrar una ciudad segura, por el turismo. Incluso no hay que perder de vista que por estos crímenes Pablo Kosiner no habló en casi ningún momento. Hasta el mismo gobernador salió a hablar para que no quede tan expuesto el ex ministro de Seguridad ante un crimen tan delicado”. Ochoa afirma que en Salta “hay crímenes de primera, segunda y tercera categoría. Como hay ciudadanos de distintas categorías, hay algunos que valen la velocidad procesal y otros que no lo valen. Y hay intereses creados también de que algunos casos no se resuelvan. Esa es la verdad”.

Mientras la causa está, según Ochoa, “virtualmente paralizada” por la falta de indicios contundentes; Esteban Dubois, el juez que la lleva adelante; fue acusado de ser cómplice del secuestro, torturas y posterior desaparición de al menos 200 personas; durante su desempeño como Fiscal Penal y Juez de Instrucción en San Miguel de Tucumán entre 1977 y 1984.

Ochoa explica que “hay dos cosas que son muy importantes: si Cristhian se fue del país, en el departamento estaban la poca plata que tenía, el pasaporte y el documento. No me imagino cómo se pudo haber ido sin esa documentación. Y si se hubiera suicidado, el cuerpo hubiera aparecido. Es imposible ocultar el propio cuerpo. Entonces las hipótesis que se manejan reales, razonables, son o una desaparición forzada a cargo de algo o de alguien o un homicidio. Pero no hay ni un solo indicio. Se han publicado fotos en Interpol, en todo el país. Había algunos datos que lo relacionaban con provincias del sur argentino. Pero no hay ni un solo rastro”.

Miriam, por su parte, no baja los brazos, pero se muestra desconfiada de todo y atemorizada ante la posibilidad que a Cristhian “lo encuentre la policía”. Asegura que los medios tardaron mucho tiempo en empezar a hacerse eco del hecho y que algunos como El Tribuno han ignorado su causa.

Verónica reconoce que su madre ya no es la misma y que la búsqueda constante es lo que la mantiene con fuerzas. “En el primer tiempo –cuenta- mi mamá tenía la manía de salir y decir ‘capaz que tu hermano tiene frío’, entonces iba y compraba una remera, una campera o un par de zapatillas y lo tenía en la mano por si se lo cruzaba y lo veía descalzo. Es duro para mí porque… la verdad que con mi hermano muy bien no nos llevábamos, no éramos de hablar mucho, pero cuando nos sentábamos a hablar me aconsejaba mucho y la verdad que yo lo extraño muchísimo. Sólo espero que esté bien”.