En un polémico texto, el concejal Andrés Suriani defendió el accionar de la Policía salteña y criticó la existencia de “jóvenes vagando en las calles”. Dijo que los uniformados cumplen una “noble tarea” desprestigiada.

En estos días macristas, la derecha mediocre que nunca se pone en los pies del pueblo pero después intenta representarnos se anima a mostrar su verdadera identidad. Es el caso del concejal Andrés Suriani, que en un polémico texto publicado el fin de semana volvió a ponerse del lado del más fuerte en lugar de velar por los derechos de los ciudadanos.

En un texto titulado “¿Víctimas o victimarios: de qué lado estás?”, el edil y periodista aseguró que en los últimos tiempos presenciamos “cómo la ambigüedad en los valores trastoca funciones públicas desvirtuándolas. Ejemplo de ello, es lo que sucede en el ámbito educativo y en el de la seguridad pública”.

“En el caso de los funcionarios policiales honestos, muchas veces su accionar queda limitado a un rol de simple testigo del accionar delictivo. Esa visión deformada no es producto de las casualidades sino que obedece al relativismo con que se pretende instalar como cuestiones folclóricas o pintorescas de nuestra comunidad, situaciones como por ejemplo la existencia de jóvenes vagando en las calles, consumiendo drogas o alcohol y cometiendo diversos delitos”, expresó.

En la columna, publicada en Qué Pasa Salta, Suriani continuó: “Como si tuviéramos que vivir resignados a aceptar estar sumergidos en la marginalidad; o acostumbrarnos a ver como los delincuentes recuperan su libertad ambulatoria luego de ser demorados unas cuantas horas en la Alcaidía para quedar nuevamente en condiciones de reincidir en sus hábitos ilegales, la famoso puerta giratoria por la cual la detención de un delincuente termina siendo un breve tránsito de encierro que no lo acarrea mayores consecuencias”. Y agregó: “Esta naturalización que trajo a la sociedad las corrientes Zafaronianas o Zafaronistas del derecho, generan, entre otras cosas, el temor y el desprestigio en las fuerzas policiales a ser sumariados, a perder su trabajo que siente el agente uniformado al actuar conforme a derecho porque sabe que de todas maneras, siempre será sancionado en los casos de enfrentamiento”.

“Parecería increíble tener que defender y aclarar que las garantías y derechos de que goza cualquier ciudadano, también rige para quienes asumen la noble tarea de luchar contra la delincuencia”, escribió Suriani, que en el Concejo Deliberante integra las Comisiones de Asuntos Vecinales y de Derechos Humanos y Garantías Constitucionales.

Esto último es curioso, porque si hay una institución a la que los derechos humanos y las garantías constitucionales no les suelen importar, esa es la Policía de Salta, repleta de personas capaces de torturar, plantar pruebas y traficar cocaína, siempre en perjuicio del ciudadano de a pie y cuidando a los poderosos.

Suriani, quien el mes pasado comparó el movimiento feminista con la Gestapo de Hitler, se muestra cada vez más alejado del pueblo que dice representar.