Antes de morir en 2010, una salteña había decidido donar 30 millones de pesos para entidades de bien público. Entre los beneficiados se encontraba la UNSa, el Hospital Materno Infantil y la Asociación Protectora de Animales. Todavía no les llegó ni un peso.

Rosa Muselli era una salteña que tenía 30 millones de pesos en inmuebles. Quería que se repartieran después de su muerte. El fallecimiento ocurrió en 2010, pero la plata sigue sin moverse.

Según el testamento de Muselli, sus inmuebles debían ser rematados y repartir las ganancias entre el Hospital Garrahan, a la Sociedad Argentina Protectora de Animales, el Hospital Materno Infantil de Salta, Instituto de Anatomía Patológica y Citodiagnóstico Oncológico de Salta y al Instituto de Patología Experimental de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNSa.

Según informó FM Profesional, el remate fue realizado en febrero de este año y el comprador fue el empresario Francisco Brunetti, que desembolsó 33 millones de pesos. Si bien debía cancelar los pagos en 10 días, para el inicio de la distribución del a herencia, recién terminó de saldar su deuda el lunes pasado, ya que los abogados del empresario habrían expuesto diferentes presentaciones judiciales que dilataron el pago.

El abogado en lo Civil y Comercial, Carlos de los Ríos, explicó que las exposiciones judiciales suelen presentarse en las subastas comunes, donde interviene un deudor, un acreedor y un comprador, pero éste no era un remate común porque se trata de un tesoro para la comunidad en el cual el Estado debería haber tomado intervención. Aclaró que de no haberse realizado el pago en su momento, el monto total a lo largo de los meses se desvalorizó teniendo en cuenta la inflación.