Descarrilamiento en el tren Sarmiento en Buenos Aires. El incidente se debería a un bacanal de naturaleza “cuasi romana” que se realizó en pleno viaje.

Un inesperado incidente tuvo lugar en una formación de la línea del ferrocarril Sarmiento que sufrió un descarrilamiento menor en su entrada a la estación de Ituzaingó.

En un primer momento se creyó que habían sido dificultades técnicas lo que causó el suceso, pero esta hipótesis fue rápidamente refutada por los primeros equipos de emergencia que llegaron al lugar del accidente/acto, donde se encontraron con lo que los mismos testigos no dudaron en tildar de “verdadero quilombo” o “festichola sobre rieles”.

El jefe del equipo de rescate, José V. Lajoda, confirmó a este pasquín que “afortunadamente no se registraron víctimas  mortales, al contrario, ya hay dos embarazos confirmados y uno en estudio”.

Zacarías Tuciotta, uno de los primeros en llegar al lugar para socorrer, afirmó que los siniestrados estaban magullados pero contentos, además de un poco desorientados, “muchos habían perdido los pantalones y otras prendas y buscaban, no sin pudor, tapar su desnudez”. Un perito de la Bonaerense confirmó que el movimiento perpendicular causado por la efusividad del acto orgiástico, sumado al clásico vaivén se estudia como causa primera del accidente.

El Polichombi pudo rastrear a una de las víctimas para inquirir sobre el origen del bacanal: Severo Penna, obrero de la construcción, dijo que viajaban apretados como de costumbre y que a la altura de Castelar se comenzaron a sentir los primeros gemidos en el extremo lejano del vagón, claramente femeninos. A medida que más gente subía y los cuerpos se apretaban, “el gemido inicial se fue contagiando como una ola, una pena porque a mi lado viajaban un vendedor de medias y un gendarme que me empezaba a mirar con cariño cuando nos descarrilamos”.