El presidente Evo Morales habló en Campo Santo, donde comenzó sus estudios. Se reencontró con su maestra y sus ex compañeros, recordó su experiencia en Salta, contó anécdotas, y pidió por una unidad latinoamericana.

“Aquí empezamos”, dijo Evo Morales, en el escenario montado sobre la escuela Julio Argentino Cornejo, de Campo Santo, donde el presidente de Bolivia dio sus primeros pasos educativos.

Morales se encontró con Elba, su maestra de ese entonces, y se reunió con sus ex compañeros de clase.

Antes, fue homenajeado por el intendente de Campo Santo, Mario Cuenca, y el gobernador Juan Manuel Urtubey. Los mandatarios intercambiaron presentes y homenajes. Descubrieron la placa de la escuela que se construirá y llevará el nombre del presidente Morales.

El intendente Cuenca fue quien tomó la palabra en primer lugar. Lo siguió Urtubey, quien aseguro que “estamos recibiendo en nuestra tierra  al presidente con mayúscula. A un gran presidente latinoamericano, a un dirigente político incomparable, que está cambiando la historia de nuestra hermana Bolivia”.

Además, el gobernador dijo que Morales es un ejemplo de inclusión social para Latinoamérica y el mundo. “Esta presencia es histórica para los salteños. Hoy visitó la institución en la cual nuestro presidente Morales empezó la escuela. Un hombre que sabe de dónde viene y que trabaja incansablemente para que ese origen sea el norte que ilumine el futuro de su trabajo. Queremos decirle, hermano presidente Evo Morales, que va a contar con toda nuestra solidaridad y acompañamiento en ese crecimiento de los pueblos.  Eso es lo que nosotros tenemos como modelo. Nos demostró que Bolivia puede ser un ejemplo, que podemos vivir en un mundo mejor”, finalizó.

Luego llegó el turno del discurso de Morales, que duró aproximadamente cuarenta minutos. Ante un recinto repleto de periodistas, funcionarios de ambos países y ciudadanos bolivianos y argentinos, el presidente comenzó recordando su paso por la provincia, cuando era niño.

“En 1966, por primera vez mi padre decidió venir a la zafra, con mi hermana  -relató-. Yo tenía 6 o 7 años. Vinimos a pie hasta Vilazón. Estuvimos cuatro días esperando el viaje en tren. Llegamos y todavía no empezaba la zafra. El poco alimento que trajimos se había terminado. Y mi hermana tostaba el fideo, porque no había para comer. Nuestro alimento era café y fideos tostados. Y algo pasó: toda la delegación, seguramente no tenía alimento. Empezaron a traer naranjas de noche, las robaban, porque no había para comer. Pasó ese primer momento, empezó la zafra, había adelanto de alimentos para los obreros, y era obligación del Estado argentino que los hijos de los obreros fueran a clases. Nos traían cada mañana a la escuela. Yo no entendía castellano, era aymara cerrado. Y sentado ahí atrás no entendía lo que hablaba la profesora. Ella se dio cuenta de que era tímido, callado, y me acariciaba el cabello. Me decía ‘Evito, Evito’, yo sólo entendía eso.”

“Se acabó la zafra, llevaron a mi padre a otro campamento, pero como hacía tanto calor ya no estaba en la escuela, porque no terminé por el traslado. Mi hermana llevaba comida a la zafra y yo me quedaba vendiendo picolé. No tanto por ganar, sino porque nos regalaban dos o tres picolés por día. Rápidamente vendía y de paso ganaba plata que le entregaba a mi papá y a mi hermana.  Además ahorraba enterrando la plata en el suelo.  Cuando se volvió a acabar la zafra nos fuimos a otro lado, y delante de mi papá no podía sacar la plata de la tierra, tenía miedo, no sabía cómo sacarla. No la saqué, debe estar hasta ahora ahí”, relató, entre risas.

Evo relató que en nuestra provincia fue donde aprendió a nadar y donde conoció la lechuga. Recordó que cuando regresó a Orinoca, extrañaba las frutas y verduras, que allí no había, ya que se alimentaban con maíz, papa y algo de quinoa. “Yo soy del maíz”, dijo, orgulloso.

“Aquí nos compramos un catre. Hasta ese momento no conocíamos el catre. Todo era en el suelo. Cuando volvemos a Orinoca con catre, era un lujo. Cuando mi hermana se casó, como herencia, mi padre se lo regaló, y otra vez nos quedamos sin catre”, contó.

“Trabajando en la zafra argentina, muchas familias de Bolivia mejoraron su economía. Somos países vecinos, hermanos. A nombre de mis hermanos que viven en Argentina, quiero agradecer a las autoridades por permitir que mis hermanos vengan a nuestra región para mejorar nuestra economía”, agregó.

Habló de la admiración y el respeto que sentía por su maestra Elba, a quien le obsequió un collar, y bromeó con sus ex compañeros, diciendo que estaban “acabaditos” por el paso del tiempo.

Morales también tuvo tiempo de recordar a Néstor Kirchner. Lo calificó como un presidente “muy solidario”. “Cuando gané las elecciones del 2005 conocí a un presidente muy solidario con Evo y con el pueblo boliviano. Cuando nacionalizamos los hidrocarburos en Bolivia, algunos gobiernos, especialmente las empresas, dijeron ‘ahora no va a haber inversión’. Y me llamó Néstor Kirchner y me dijo ‘si no hay inversión, llámeme, y yo voy a invertir en Bolivia. No tenga miedo’. Una solidaridad oportuna. Hasta tuvimos problemas con el presidente Lula. Para resolver internamente, Hugo Chávez y Néstor Kirchner organizaron una reunión de emergencia. Los cuatro estuvimos reunidos como cuatro horas. Y el presidente argentino decía ‘no podemos estar con problemas. El presidente tiene derecho a nacionalizar’. Y de allí salimos los cuatro presidentes unidos.”

El presidente boliviano también hizo referencia a la Patria Grande, que, aseguró, se liberó cultural, política y económicamente.

“Quienes estuvimos marginados en Bolivia nos hemos organizado socialmente, sindicalmente, comunalmente y políticamente. Recuperando los principios que nos dejaron nuestros antepasados que enfrentaron la invasión europea. Ahí están los principios que nos dejaron. Nosotros los recuperamos y no estamos tan mal como antes. El pueblo boliviano votó que sigamos en este camino y no volvamos al neoliberalismo que hizo tanto daño en Bolivia y Latinoamérica. Poco a poco algunos hermanos están retornando. Hay que seguir mejorando. Garantizando la estabilidad social, política y económica. Tenemos cinco años para trabajar por Bolivia”, aseguró.

Finalmente, se mostró orgulloso de estar a punto de batir el récord de Andrés de Santa Cruz, quien presidió Bolivia durante más de nueve años.  “El próximo año vamos a batir el récord de gestión. Un presidente que duró 9 años, 8 meses y 26 días, después de la fundación de la república. Y ahora, después de la refundación, vamos a batir ese récord en septiembre del 2015”, explicó.