¿Quiénes son los que estuvieron en la puerta de la catedral el domingo y quiénes están por detrás? Cuando el papel protagónico de las patotas católicas con ayuda de la policía es la muestra clara de los vínculos entre el poder y la iglesia. (M.A.)

El cordón de  un sector de católicos no superaba las 100 personas pero se mostraba firme. Atrás, un vallado de metal cubría toda la catedral. Había en su mayoría hombres y un puñado de mujeres. Todos gritaban: ¡sí a la vida! Y repetían ¡fuera de Salta! Levantaban sus brazos con carteles: “religión o muerte”. Estaban exaltados. Mientras las columnas de mujeres comenzaban a ingresar a la plaza 9 de julio por calle Zuviría.

Apenas el primer grupo se acercó hasta las puertas de la catedral, explotó la furia contenida por los fieles que custodiaban la “casa de dios”. Los más sacados se abalanzaron contra las mujeres sin mediar palabras. En medio de la refriega uno de ellos se atrevió a robar una bandera de las manifestantes y en consecuencia se desataron forcejeos y manotazos. Un momento pico fue cuando apareció el puñetazo de un hombre directo a la cara de una mujer. La escena evocaba la intrínseca violencia católica condensada en segundos, que se repite en la historia.

Ya con un clima tenso, varios de los que estaban en primera fila del grupo católico tuvieron que alejarse. A uno de ellos, las mujeres lo siguieron hasta calle Belgrano al 500, apuntando que había golpeado y escupido a varias. El violento, primero ingresó a un negocio y luego en su auxilio apareció una camioneta. Esta escena sería clave para después entender la trama y conocer los actores involucrados en los únicos hechos violentos registrados en el marco del ENM.

Las asistencias

Durante el fin de semana, la policía de la provincia desplegó un operativo que involucró alrededor de 4 mil efectivos solamente dispuestos para el Encuentro de Mujeres. Alberto Bautista Díaz, jefe de la Dirección de Unidad Regional N° 1, fue el comisario responsable, y junto con Marcelo Lami realizaron todos los preparativos en reuniones con la cúpula de la iglesia. La imagen de la catedral y la iglesia San Francisco valladas, bien vale de muestra de los acuerdos que sellaron en esos encuentros: una intimidante presencia en los principales edificios religiosos. En esa línea, quedo claro que no escatimaron recursos; por ejemplo, uno casi no mencionado fue, llenar la marcha de civiles; es decir, en colocar a efectivos que simulaban ser parte de la movilización pero  con la tarea de “marcar” activistas, hacer inteligencia de los movimientos de las mujeres, o lisa y llanamente provocar. Otro episodio en el que quedó en evidencia la intromisión conspirativa policial fue en los talleres que quisieron armar desde el Estado bajo el nombre de “Mujer y Fuerzas de Seguridad”, en los alrededores estuvo lleno de mujeres civiles. No cabe duda que los agentes activos de la Iglesia contaron con el apoyo de la policía. Pruebas sobran en el registro fotográfico de Alejandro Ahuerma.

En la primera escena descripta, se conoció el nombre del que tiró una piña a la cara de una mujer: se trata de Juan Durán, quien es secretario de la Asociación Carnestolenda de Salta. El tipo es conocido porque desde hace varias décadas está en la organización del desfile de varias agrupaciones, entre ellas, la de miembros de la comunidad trans quienes tienen un lugar destacado en los corsos salteños. En cuanto a la segunda escena, la camioneta que socorrió al patotero era conducido por una figura conocida: Aroldo Tonini, quien traslucía la actitud prepotente y hostil de la mayoría de religioso. El ex concejal romerista no solo apareció en acción en esa oportunidad sino que también en el transcurso del evento realizó declaraciones provocativas en contra. Otro que estuvo auxiliando a los católicos fue Andrés Suriani, el ex candidato de Olmedo. “logramos ingresarlo a un negocio en la avenida Belgrano para resguardar su vida, solo estaba rezando en la puerta de la catedral”, dijo en declaraciones a la prensa. El tipo de cabeza blanca que aparece en registros audiovisuales, es señalado por varios como parte de  “los guarpaespaldas de la curia”, un grupo que actúa en eventos grandes de la iglesia; le dicen “el gordo” Frias y cercano a Tonini y la ultra-católica, Rosa Sacca, referente del Instituto de la Familia y Vida.

Las imágenes y los audios que salieron a luz no solo representan muestras concluyentes de la actitud violenta y premeditada de los católicos organizados sino la vía libre que dejó la policía. Una significativa cantidad de coincidencias indican que el apoyo “espiritual” y político estuvo.

Foto: marcha.org