Después de que Cuarto Poder publicara la poco feliz coincidencia entre el título de una jornada organizada por la Secretaría de Derechos Humanos y un eslogan de la dictadura, llegó una respuesta por parte de Fernando Ragone, nieto del exgobernador salteño.

Fernando Pequeño Ragone, nieto del desaparecido ex gobernador de Salta, Miguel Ragone, publicó un comunicado ayer viernes después de que Cuarto Poder hiciera notar la coincidencia existente entre el título de una jornada organizada por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia y un recordado eslogan de la última dictadura militar.

El jueves 1 de octubre, el sitio web de este semanario publicó una noticia en la que se evidenciaba que el título de la jornada “Somos humanos, tenemos derechos”, remitía a “Los argentinos somos derechos y humanos”, la frase utilizada por el gobierno de facto para limpiar su imagen internacional.

El evento avalado por la Secretaría de Derechos Humanos denominado “Somos humanos, tenemos derechos” se realizó ayer viernes 2 de octubre, entre las 19 y las 22, en las Instalaciones del Instituto Superior del Profesorado Salta Nº 6005, ubicado en Siria y Entre Ríos.

La jornada fue organizada por el Instituto de Profesorados de Salta, Instituto Nacional de Formación Docente y el Programa de Desarrollo Territorial de la Secretaría de Derechos Humanos. Durante el encuentro se llevó a cabo el dictado de talleres simultáneos destinados a la comunidad educativa en general con el objetivo de sensibilizar sobre temas fundamentales de políticas públicas, en materia de derechos humanos como educación, trabajo y género.

Se presentó también el spot audiovisual “Vivamos libres de etiquetas” con el propósito de prevenir la violencia de género. Participó la periodista Cecilia Daltamura y las mujeres que protagonizaron el video.

Una coincidencia poco feliz

La jornada tuvo un nombre que remitía directamente a la frase que pasó a la historia y fue originada durante la última dictadura militar.

El 23 de marzo de 2006, cuando se estaba por cumplir el aniversario número 30 del golpe militar, María Seoane escribió en el diario Clarín que en 1979, en vísperas de la visita al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, el ministro del Interior, general Albano Harguindeguy, ordenó comprar 250.000 calcomanías autoadhesivas, en dos tamaños, con el lema “Los argentinos somos derechos y humanos”. El slogan había sido ideado a pedido de la dictadura por la empresa Burson Marsteller, ya contratada en 1978 para mejorar la imagen de Videla. El objetivo era neutralizar o revertir las denuncias realizadas por sobrevivientes de los centros clandestinos de concentración, los exiliados y familiares de las víctimas en el exterior, que la dictadura llamó “campaña antiargentina”. También para ocultar los delitos cometidos por el terrorismo de Estado e intentar perpetuar y profundizar la ilusoria sensación de legalidad y normalidad. Además de condicionar las denuncias que las Madres de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos planeaban realizar ante la CIDH. Los gobiernos de los EE.UU., bajo la administración de James Carter, y europeos presionaban a la dictadura para que pusiera fin a la violación a los derechos humanos.

La respuesta

Ayer por la tarde, pocas horas antes de que comenzaran las jornadas, Fernando Pequeño Ragone emitió un comunicado respondiendo el artículo y sin nombrar a este semanario. En su cuenta de Facebook publicó el texto acompañado por la captura de pantalla de la noticia de Cuarto Poder replicada en el sitio Qué Pasa Salta.

El nieto del ex gobernador escribió:

Entre gallos y pescadores, ¿De quién es la ganancia de este pescador?

«SOMOS HUMANOS, TENEMOS DERECHOS» es un evento cultural y educativo, organizado en el Instituto Superior de Profesorado de Salta, a partir que estudiantes del mismo ganaron un concurso nacional impulsado por el Ministerio de Educación de la Nación para promocionar las políticas de Memoria, Verdad y Justicia y de extensión de derechos de ciudadanía.

El Ministerio de Derechos Humanos adhirió con su ayuda a esos jóvenes que intentan nada más ni nada menos que pensarse como protagonistas de un cambio para un mundo menos violento, donde se ven a sí mismos como protagonistas. Las miradas de sí mismos de esos jóvenes y de cómo quieren ser, devienen de diez años de políticas y esfuerzos para incluirlos e igualarlos. Políticas y esfuerzos que exceden con creces la vida del Ministerio de Derechos Humanos y de las últimas gestiones, y se sostuvieron siempre en sectores sociales que mantuvieron viva la memoria y por los que lucharon inclaudicablemente por sus derechos a ser ciudadanos de primer orden.

Por esas luchas, hay que estudiar la historia que para algunos es «la verdad» en contraposición a «la memoria». Se podrá criticar en mas o en menos una gestión porque todo es perfectible. El que no lo cree así, es quien en general «arroja siempre la primera piedra» pensando que podría hacer mejor que lo que hace el otro.

El Ministerio no tiene por qué intervenir y mucho menos condicionar en su adhesión, el nombre elegido por los jóvenes y premiado por el Ministerio de Educación de la Nación, solo por citar el sínodo de instituciones que acompañan esta iniciativa, tanto nacionales como salteñas.

A mis amigos que en general fueron ninguneados y excluidos por el pensamiento y las políticas conservadoras, me gusta poder llamarlos desde el afecto y el respeto sin eufemismos maquilladores. Tengo amigos «indios», «negros», «putos» y «putas», «vendedores ambulantes», «callejeros», «desocupados», «trans», «de derechos humanos», de «desaparecidos», «policías» etc. Y en ese decir con respeto habiéndome ganado el derecho a transitar en esos mundos de sentidos que no son necesariamente el mio, resignificamos juntos en positivo, lo que alguna vez fue negativo.

Eso es lo que hicieron los jóvenes que con su esfuerzo ganaron este concurso, nada más para poder pensarse y hablar como ciudadanos. Queda manifiesto en los más de diez talleres temáticos en los que trabajaran esta tarde. Pero aún hay más, ellos ni siquiera pretendieron resignificar un nombre o una idea, porque al concepto de «ser humanos y tener derechos» lo incorporaron en positivo gracias al esfuerzo de organismos como el Ministerio, pero antes con la lucha de cientos y cientos que dejaron sus vidas, para lograrlo. Ahora hay que cuidar esas conquistas.

Y para cuidarlas, hay que escuchar cantar al gallo completo. Todo su canto. De lo contrario se cae en la sagacidad del pescador que está a la orilla del río esperando a ver que pesca. Eso se llama oportunismo, y no tiene nada que ver con los derechos, ni con los humanos; ni con los derechos humanos.

Mi pregunta es, ¿quién es «el pescador» o los pescadores que ganan con el descrédito que además tienen tan poco tiempo como para escuchar al gallo cantar? ¿O es que ni siquiera les interesa el gallo? O sea, a los detractores de este nombre que eligieron los jóvenes y que el Ministerio no tenía por qué cambiar, les interesan los Derechos Humanos, la memoria y todos los temas de los talleres abajo mencionados? Si es así, incidan social mente participando y sentándose a una silla a colaborar desde el lugar que les quepa.

Lo cierto es que fuentes del propio Ministerio de Derechos Humanos reconocieron que las dos frases se parecen lo suficiente como para ser comparadas, y que se trata de un nuevo error, como el detectado hace poco tiempo, cuando se organizaron jornadas encabezadas por la ministra Marianela Cansino en el hotel Alejandro I, propiedad de Marcos Levín, mientras el empresario comenzaba a ser enjuiciado por posibles delitos de lesa humanidad durante la dictadura.