Música, poesía y teatro para la noche de este viernes a cargo de 5 jóvenes artistas locales: Celeste Martin, Mariano Pedraza, Fernanda Álvarez Chamale, Alejandro Luna y Gastón Mosca. A partir de las 22 en Túnel 46 (25 de Mayo 46).

Hace unos años que la movida cultural joven salteña ha asumido que la interacción entre las distintas disciplinas es la clave y este encuentro organizado por la gente de Túnel 46 y Fernanda Salas, escritora y organizadora ya de varios eventos con características similares, lo confirma.

Para esta noche están invitados para deleitarnos con su música una de las integrantes de las WiFis, Celeste Martin. Además de Mariano Pedraza, guitarrista de Salamandra 220.

En la parte de las letras estarán compartiendo lecturas de sus textos Fernanda Álvarez Chamale, poeta y Alejandro Luna, escritor con varios libros publicados de poesía y uno de cuentos editado en Jujuy.

Junto a todos ellos estará el actor Gastón Mosca haciendo de las suyas. Además se pondrán a disposición de los asistentes mesas en las que se podrán apreciar y comprar libros independientes, como los de la ahora famosa Eloísa Cartonera y otras editoriales artesanales.

La entrada es libre y gratuita, a no olvidar la fecha: Viernes 8 de agosto 22hs, en el Túnel 46     (25 de Mayo 46).

Compartimos un par de textos de los participantes:

Espacios

(Alejandro Luna)

Ahí donde esa mujer gritó no acabés, y el pobre tipo se fue todo por allí como por el agujerito por el que se le va el cuerpo a los dibujos animados.

También cesa el pincel del que había pensado que ese trigal lo llamaba desde el campo para que él lo pintara.

O el punto  en el que el niño sin más remedio lleno de amniótico abre sus carnes a la luz.

Esa descortesía de acabársele el alcohol al croto que se para y le saca una garrapata a uno de sus perros mientras se le cae una gasa que llevaba en el empeine y deja ver una costra amarillenta.

Justo también en el pálido momento en el que un hombre lo edipiza al hijo que estaba tranquilo queriéndolo como un ídolo de piedra, en cambio él por una cuestión de tiempo lo quiere matar como un leoncito. O acaso en las proximidades de una madre cocinando unas cebollas, cuando de mala leche le echa un huevo que estaba engendrando un pollo que ni pollo ni huevo, sino corrosión de la carne del ave crecida en el entierro de la muerte que hiede como la mierda y arruina la olla completa, para los pibes que empollen un hambre de la puta madre.

Tiene que haber poesía.

 

Escribir

(Fernanda Álvarez Chamale)

Inocular astillas de

palabras amables con

la fuerza estomacal de

los ojos hambrientos.

Acometer la minuciosa

esperanza de las orugas

en los frentes de batalla

de letras breves y precoces.

Pensar que mañana

será un día sin suerte

de principiantes ni de

amorosas estampas.

Incorporar la mano

sobre las espaldas de

todos los prójimos;

incorporarme, inclusive.

Escribir esto, también.

Escribir. Y no dejar que

la respiración se agote

de miedo a la lucidez.

Apresurar los besos sueltos

y las lágrimas atardecidas

debajo del ciprés. Y no llorar.

Llorar menos de escribir.

Soltar la risa porque sí.

Porque hay una palabra

que no llegaré a decir.

Porque su risa y su agua.

Porque sí.

Infinita. Mente.

Porque sí. Inútil.

Mente. Escribir.