El norte está picante. En el barrio 17 de Octubre una oficial cobró feo: un proyectil volador le pegó en el rostro y quedó hospitalizada. Mientras que la subcomisaría de Vaqueros corrió con la misma suerte: llovieron piedras, aunque no se registraron azules heridos.

Los problemas en la zona norte entre la policía y los vecinos son constantes. Unión, 17 de Octubre, Lugones son barrios que tienen un largo historial de enfrentamientos y represiones policiales con heridos de gravedad. El relato policial del que siempre sospechamos, dice: “Siendo horas 06:44 ingresan llamados al Sistema de Emergencias 911 alertando sobre incidentes de gran magnitud en la manzana 389 del barrio 17 de Octubre. Inmediatamente se dirigen al lugar efectivos policiales de la Cria. 103°, Direccion Seguridad Urbana, y del puesto policial Unión, todos a cargo de la Crio. Insp. Lidia Herrera, titular de la Cria. 103°, constatando el enfrentamiento de grupos antagónicos, procediendo a dispersar a uno de los grupos hacia el Barrio 17 de Octubre, mientras que otros violentos se introdujeron rapidamente en distintas viviendas de la zona”.

Con “incidentes de gran magnitud” imaginamos que se refieren a que los changos estaban chupando en algún lugar y pintaron las piñas, y “dispersar” es un eufemismo para decir que los cagaron a tiros hasta que zafaron, y esto fue lo que seguramente causó el desbarajuste que terminó con una oficial herida de gravedad luego de que recibiera una pedrada en el rostro. La batalla campal, siempre desde la visión policial, se incrementó cuando “un segundo grupo provenientes del Barrio Juan Pablo II se unen a la agresión, circunstancias en que una piedra impacta en el rostro de la Crio. Insp. Herrrera, a la altura del pómulo derecho produciendole dos cortes e hinchazón pronunciada”. La comisario Herrera fue llevada a un sanatorio mientras que tomó “intervencion la Fiscalía Penal Nro. 6º a efectos de iniciar con las tareas invesigativas a efectos de identificar y dar con los autores de la violenta agresión”. Todos sabemos lo que esto quiere decir: algún perejil cobrará y feo.

Un poco más al norte, los problemas continuaron, pero esta vez en contra de la edificación de la subcomisaría vaquereña, durante la madrugada pasada un grupo de jóvenes descargó su ira a pedradas ocasionando “daños en las oficinas del jefe, oficiales de servicio y depósito para luego huir raudamente del lugar”, según los eximios cronistas policiales que deben tener trabada la tecla de los acentos en la PC.

No explican cómo pero no tardaron demasiado en dar con los culpables, dos jóvenes de 16 y 18 años que “fueron demorados y puestos a disposición de la justicia, ordenando el magistrado interviniente identificación simple y recuperaron la libertad”.