Macri anunció un proyecto para reconvertir planes sociales en empleo formal. Citó a Perón y volvió a confrontar con la CGT.

Camisa a cuadros arremangada, andar enérgico, estética de campaña y auditorio peronista. Fue ése el combo que acompañó al presidente Mauricio Macri en su primer acto del Día del Trabajador como mandatario, acompañado por su aliado sindical, el líder de la Uatre, Gerónimo «Momo» Venegas.

En sus catorce minutos de discurso, y rodeado por buena parte de su gabinete, el Presidente atacó dos planos: el primero, el de las respuestas concretas a los trabajadores en momentos de crisis. El segundo, su pelea contra la CGT unificada y los sindicalistas que considera ligados al gobierno kirchnerista.

Para los primeros, el Presidente detalló el plan de «empalme», que intentará reconvertir cientos de miles de planes sociales en empleo genuino. Para los segundos, tuvo las mismas palabras que hace un par de meses en la Casa Rosada. «Se terminó el país de la ventajita, de los comportamientos mafiosos», dijo el primer mandatario, horas después de que el triunvirato cegetista y las dos CTA dirigieron, en actos separados, críticas a su gestión de gobierno.

«No podemos decir que no es un día peronista, Presidente», le dijo Venegas al cederle la palabra en el colmado microestadio de Ferrocarril Oeste. Y Macri, luego de agradecer, se concentró en los cambios que, según su visión, se lograron durante su gestión en el mundo del trabajo: «No hay nada más importante para mi gobierno que lograr trabajo para los argentinos», afirmó, y aunque reconoció que «el cambio aún no llegó a todos», evaluó que «vamos por el mejor camino».

Micrófono en mano, Macri detalló lo que denominó como el plan «empalme», que pensó «con Jorge (Triaca, ministro de Trabajo) y todo el equipo». La idea, dijo el Presidente, es «reconvertir» a aquellos que recibieron un plan social desde la crisis de 2001 y que fueron pensados como una «transición», pero que «pasaron los años y siguen en la misma situación». Macri dijo que la idea es que los beneficiarios de planes «puedan entrar a trabajar sin perder el plan. Las empresas pueden incluir ese plan que paga el Estado dentro de su salario, y facilita que los puedan tomar», afirmó el primer mandatario. Triaca; el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y una decena de ministros lo aplaudían con ganas. «De esa manera les abrimos una puerta para que vuelvan a ser importantes, porque los necesitamos», agregó Macri.

Desde el Ministerio de Trabajo indicaron que el proyecto, que saldrá a la luz hoy a través de un decreto, abarcará unos 280.000 planes sociales que administra el Estado. Los $ 4000 que cobra cada beneficiario serán descontados del salario de quien sea contratado por una empresa privada, en rubros como construcción, textiles y empleos rurales, como especulan en la Casa Rosada. «Este proyecto permite que aquellos que están desde hace mucho dentro de los programas sociales tengan la posibilidad de incorporarse al mercado formal asalariado, eso les cambia el panorama en cuanto a la cobertura previsional, social, de salud, y les asegura un nivel de ingresos distinto del convenio», detalló Triaca.

Además de este plan, Macri afirmó que se extenderán los planes de «capacitación continua» para empleados públicos, para que «así tengan mejores herramientas de trabajo».

Macri pareció disfrutar de su discurso en un terreno propicio: por un acuerdo previo no se cantó la marcha peronista, aunque las imágenes del general y de su esposa Eva Perón podían verse a los costados del escenario. Los dirigentes de distintos sindicatos (Uatre, Sutep, vidrio, taxistas disidentes de José Ibarra) vivaron al Presidente sin salirse del libreto. «Cumplimos», le dijo Venegas al Presidente, que lo palmeó.

Al final llegaron las estocadas para los gremios críticos. «La estrella polar de un país es la productividad, dijo Perón», afirmó Macri, antes de destacar las virtudes del diálogo, que logró acuerdos como el de Vaca Muerta, «sentarse a una mesa de trabajo y ver en qué podemos ayudar, en qué puedo colaborar, más que ver qué me puedo llevar (…) No va más el país de la ventajita, de la patota, con comportamientos mafiosos. La Argentina es de todos los argentinos», gritó Macri. La CGT, los sindicatos y Sergio Massa parecieron destinatarios del embate.

«Salió muy bien. En un día donde todos se quieren apropiar de los trabajadores, que hayamos hecho un acto de esta magnitud nos pone contentos», se felicitó un ministro.

Fuente: La Nación