En Puerto Iguazú cayó la banda del “Negro Bobmarlei”, delincuentes que se dedicaban al contrabando de rastas. Más de 300 kilos fueron incautados y posteriormente incinerados.

La noticia trascendió tanto como el olor a pelo quemado en el cielo fronterizo de la ciudad conocida por el tráfico insólito de cosas, desde comestibles, pasando por animales y ahora nada más y nada menos que pelo.

Resulta que Esteban Quiñoñez, alias “Negro Bobmarlei” -por su parecido con el rastudo falopero-, se dedicaba junto a un par de socios al tráfico de grandes cantidades de rastas, como se conoce a la forma en la que ciertos artesanos itinerantes (también conocidos como jipis) pusieron de moda a la hora de ataviar cabellos.

“Con la moda de tener cada vez la rasta más larga, ahora se han comenzado a utilizar muchas extensiones, sobre todo en la población jipi careta”, comentó el capitán Atilio Lomparti, cabeza del operativo que desbarató a esta banda que aprovechando la demanda creciente optó por la ilegalidad.

Quiñoñez obtenía las rastas armadas en el mercado negro brasilero, donde se sabe tienen a víctimas de la trata capilar encadenadas nada más que para crecer pelo, que luego será cortado y vendido a esta red cuyas aristas comienzan a mostrarse.

De la casa del detenido se secuestraron 316 kilos de rastas de máxima pureza, balanzas para el pesaje, material para el empaquetado y comercialización, además de una serie de panfletos en los que se daban especificaciones para el cuidado rasteril.

El “Negro Bobmarlei” quedó liberado luego de unas horas, las rastas fueron incineradas por disposición del juez.