En el acto de apertura de la Fiesta Nacional del Teatro hicieron esperar una hora al gobernador Urtubey lo cual concitó su cólera ya que nadie la brindaba respuestas por la demora, la que se había generado por internas entre los cargos políticos y los colegiales dentro del Instituto Nacional del Teatro. (Franco Hessling)

Durante estos días se estuvo llevando a cabo en nuestra provincia la trigésima edición de la Fiesta Nacional del Teatro, que fue organizada principalmente por el Instituto Nacional del Teatro (INT). El evento llega a nuestros lares luego de quince años y trae consigo desde devaneos políticos, pujas institucionales y tensiones internas por el clima electoral, pasando por la presentación de unas 30 obras de todo el país que se reponen todos los días hasta el 29 de marzo, alcanzando unas 60 presentaciones.

El acto de apertura estaba estipulado para el pasado sábado 21 de marzo a las 21:30 horas en la Casa de la Cultura de la ciudad capital. Según fuentes cercanas a la organización no se esperaba la participación de ningún referente político provincial, pero repentinamente irrumpió en el hall del lugar el gobernador, y también pre-candidato a seguir en el cargo, Juan Manuel Urtubey. Habría llegado puntual y acompañado del ministro de Turismo y Cultura, Mariano Ovejero.

Sin embargo los organizadores esperaban a la ministra de Cultura de la nación, Teresa Parodi, que sería quién le pondría palabras a la inauguración. Con la aparición de Urtubey sólo bastaba con hacer algunos reajustes en el orden de la palabra y bastaría para que la ceremonia esté todavía más nutrida de lo que se esperaba. Pero la cuestión no fue tan sencilla ya que reverdecieron viejas rispideces intrínsecas del ámbito del teatro que dejaron desconcertado al bueno de Juan Manuel, que por supuesto no conocía esas internas.

Los minutos pasaban, la gente se impacientaba, desde las gradas de la sala principal del recinto de la Casa de la cultura se acrecentaba el murmullo y hasta algún irreverente se animaba a pegar un chiflido estridente. No podía iniciarse el panel de apertura hasta tanto no se presentara allí la ministra Parodi, que a pesar de estar lista no quería ingresar hasta que no le cumpliesen una petición especial en la que ya ahondaremos.

El gobernador se paseaba con nerviosismo en las adyacencias de la sala, preguntando a cuanto transeúnte de la organización se le cruzaba qué es lo que sucedía, por qué se demoraba tanto el inicio del acto, sin que haya quien le devuelva una respuesta contundente. A esas alturas sus gestos de fastidio eran manifiestos, de tan ostensibles hacían prever un estallido de virulencia o algún exabrupto verbal, sin embargo Urtubey se controló, y el acto dio inicio con cierto sosiego pero con una hora de demora.

De tanto que tuvo que esperar, algo a lo que no está acostumbrado Urtubey y mucho menos en la provincia que gobierna, sólo había una forma de amainar su iracundia. Se determinó darle la palabra sólo a él para que abriese la Fiesta, mientras que la ministra Parodi se comprometía a volver para el acto de clausura, en el que sí tomaría la palabra. De todos modos el hastío del gobernador se coló en su discurso ya que siquiera se tomó varios minutos para compensar la ingente demora, tampoco pretendió celebrar eufóricamente la fiesta, sólo se limitó a comentar que venía de Tartagal, subsede, donde también se vivía un panorama de júbilo por la movida teatral.

El capricho de Teresa

Aparentemente la ministra Parodi retrasó el acto de apertura porque pretendía que un miembro del INT, que también estaba fuertemente implicado en la organización, abandone la sala. Se trataba de Miguel Ángel Palma, ex secretario general. La condición de Parodi se debía a que seguramente si Palma permanecía se surcaría un espacio de demanda y exposición de algunos manejes dentro del Instituto.

El organigrama del INT se compone tanto de cargos que emanan de la decisión de los propios integrantes, los cargos de los colegiados, como así también de puestos políticos designados por el novel Ministerio de Cultura de la nación. En el marco del INT se eligen representantes locales, los cuales eligen a los representantes regionales, que a su vez sacan de su entraña a quien ocupará la Secretaría General. Esta última tiene un peso relevante dentro del Consejo de Dirección, en el cual también fungen como autoridades el Director Ejecutivo y un representante del Ministerio de Cultura, ambos cargos designados por afinidad política.

Actualmente la Secretaría General está en manos de Cristina Idiarte, representante local de Salta, mientras que el cargo de Director Ejecutivo es ocupado por el hijo de Teresa Parodi, Guillermo Parodi. Según parece la designación de este último hace tiempo atrás, causó ebullición en Miguel Palma, quien hacía las veces de secretario general.

También abona a esta atmósfera densa el contexto de año electoral, porque según puede inferirse la procedencia de los fondos para las campañas también se deriva de estos institutos estatales, por lo que en estas condiciones los K sunnitas se cruzan con los teatreros canónicos que no comparten la idea de fugar ayudas económicas para actos proselitistas.