Una auditoría estudió lo que los intendentes de El Jardín, El Tala y La Candelaria hacen con la recolección de residuos. Los resultados fueron alarmantes y sus mayores consecuencias se verán en el futuro. (DOM)

Las fotos de los informes lo dicen todo: basura arrojada en medio de la naturaleza. Tirada como al pasar, Bolsas destrozadas por animales que no están en el encuadre pero que se hace fácil de imaginar. Es probable, también, que no hayan sido colmillos ni garras las que abrieron con desesperación las bolsas: sin control, las personas pueden ir y buscar allí lo que no encuentran en el pueblo: una forma de comer. Los informes de estos municipios son casi calcados, lo que muestra que, para muchos intendentes del interior provincial, hablar de reciclaje o de tratamientos en un basural, es como hablar de un viaje intergaláctico. Sin embargo, más allá de los parecidos, hay algunos matices interesantes.

El Jardín

El nombre de este municipio debería impulsar a su intendente, Alberto Reimundo Sanz, a tener un poco más de interés por lo que hace. Pero en el informe se destaca que Reimundo hizo todo lo posible para no colaborar con el estudio de los auditores. Los investigadores al comienzo pensaron que el jefe comunal estaba ocultando todo a propósito, pero después parecen entender que si no les entrega un estudio de impacto ambiental, es porque no lo ha hecho, quizá porque ni siquiera sabía que tenía que hacerlo, y lo mismo con el presupuesto destinado a la basura: no hay presupuesto destinado a la basura. Durante el 2011, período auditado en los tres municipios, detectaron: inexistencia de planificaciones, programaciones, estructura de centros de costos, información cualitativa, etc., relativa al servicio de recolección de residuos domiciliarios.

Esta fuente contaminante ni siquiera está alejando del pueblo: se encuentra a sólo 1,5 km. del poblado de El Jardín. El Basural consiste, básicamente, en excavaciones de zanjas que se realizan “respetando el paisaje original”. Se trata de un basural a cielo abierto, donde el predio no posee delimitaciones del terreno utilizado, ni cerca perimetral que lo identifique, tampoco se observa vigilancia alguna. Se accede al lugar siguiendo el trazado de un camino vecinal y de finca privada. El sistema por el pueblo tampoco es ideal: la recolección de residuos domiciliarios se realiza los días lunes, miércoles y viernes, en horas de la mañana, utilizando para ello un tractor con acoplado volcador. Trasladan cada uno de esos días un volumen aproximado de 15 m3.

Esto es lo más parecido a reciclaje: para los días martes y jueves se dispone el recorrido para la recolección específica de escombros, ramas y malezas. En el caso de los escombros, los mismos son utilizados para el relleno de terrenos desparejos o socavados.

No hay estudio ambiental sobre el terreno donde están los residuos, así que no se puede descartar que contaminen las napas subterráneas que brindan agua a los pobladores.

El Tala

Una de las pocas diferencias entre El Jardín y El Tala es el intendente: Norberto Manuel Paz es el responsable de encarrilar la vida de los habitantes de este último pueblo. Otra diferencia: Paz no aplica un gran presupuesto a la basura, pero al menos en el presupuesto figura un monto asignado al tema. Al menos eso parece: “Imposibilidad de la aplicación de procedimientos alternativos que permitan obtener información necesaria para el logro de los objetivos de auditoría propuestos. Debido a que sólo se acompañó copia de la ordenanza municipal que aprueba el presupuesto anual 2011, sin adjuntar las cuadros indicativos que lo conforman, no se ha podido constatar que, en dicho presupuesto, se hayan previsto partidas presupuestarias que contemplen erogaciones específicamente destinadas a cumplir con las funciones, atribuciones y obligaciones que la legislación provincial de medio ambiente asigna al municipio”, dice la auditoría.

¿Alguna otra diferencia? Pues sí, y más que significativa: el relleno sanitario de residuos sólidos urbanos, se encuentra ubicado en terreno perteneciente al gobierno de la provincia, en calidad de préstamo, en el sector sureste del ejido municipal, a dos kilómetros del perímetro urbano de El Tala, a 500 metros de la ruta provincial Nº 55 y a escasos 50 metros sobre la margen del Río Tala. Se accede al predio siguiendo el trazado de la ex ruta nacional Nº 9. Dado el estado, se estima improbable la circulación de vehículos cargados en épocas de intensas lluvias.

Que el terreno sea privado va a generar y que para colmo no se esté haciendo ningún tratamiento de suelos, va a generar un enorme agujero en las arcas municipales: tarde o temprano el municipio se va a ver obligado a comprar esos terrenos, ya inutilizables.

Otro detalle no menor y que para los habitantes del lugar puede explicar el por qué de muchas enfermedades: los investigadores constataron que permanentemente, se produce quema y combustión de basura. “Si bien el municipio aduce, con relación al informe de auditoría anterior, que: “Respecto al punto 4.8 ya no se quema la basura y se tapa con tierra a medida que la trinchera se va llenando”, muy por el contrario a ello, esta auditoría ha podido constatar que se prosigue quemando basura en la trinchera del municipio. Esta situación puede verificarse a través de las evidencias que surgen de la toma fotográfica efectuada en esta oportunidad”, refuta el informe.

La Candelaria

El jefe comunal de La Candelaria es Julio Marcelo Romano y quizá sea el que mejor maneje la basura. No, no es el Messi de las políticas ambientales, pero con muy poco saca ventaja a sus pares: el predio está a casi 5 kilómetros del pueblo, no está al lado de ningún río, y además los residuos se vuelcan en trincheras, las cuales son tapadas con tierra una vez llenadas las mismas.

El trabajo de excavación y tapado lo realiza una máquina retroexcavadora.

Esta diferencia parecerá mínima, pero es enorme: casi tan grande como la que pudo haber existido entre un cavernícola que no sabía utilizar herramientas y otro que se dio cuenta que con un palo o una piedra en la mano podía romper, con mayor facilidad, el cráneo a un enemigo. Se llama evolución: si bien se trata de un basural a cielo abierto, el lugar al menos posee una cerca perimetral de alambre. La evolución llega hasta ahí nomás. Ahicito, diríamos: porque el lugar carece de vigilancia y además también queman basura. “Se observa que las membranas se encuentran destrozadas por haberse operado mal el funcionamiento de la trinchera. Del mismo modo al haberse completado y tapado el antiguo relleno, se realizó una excavación paralela y lindante que carece de membrana alguna, en donde actualmente se depositan los residuos sólidos urbanos”, dicen los inconformistas auditores.

Municipios basureros

La basura dice más de lo que uno piensa. De una persona o una ciudad. Rafael Yohai,  docente  que  investiga las implicancias sociales de la basura, su relación con el Estado y la propiedad, señala que así como la sociedad se divide entre propietarios y no propietarios, entre explotadores y explotados, se divide también entre contaminadores y contaminados, entre basurizadores y basurizados.

Lo que estos intendentes han permitido, entonces, al desdeñar políticas de reciclaje y de control ambiental, es que sus municipios se basuricen. Y para Yohai es basura aquello que queda excluido del orden, aquello que es lo contrario de lo higiénico, de lo socialmente aceptado. A la basura va a parar todo lo que tiene estatus de exclusión, y forma una construcción imaginaria de algo que se supone que es infeccioso, pringoso, que enferma, que ensucia, que contraviene el orden de lo social.