El reconocido intelectual, Mempo Giardinelli, relacionó las inundaciones del último mes en todo el país – incluyendo Salta – con el cultivo de la soja y a los sojeros.

Para el intelectual chaqueño la relación entre el fenómeno de las inundaciones con el cultivo de la soja empieza a vislumbrarse con sólo ver cuáles fueron la mayoría de las ciudades afectados y el cultivo que se practica en ellas y que en términos generales afecta a Tucumán y a “decenas de ciudades cordobesas, santafesinas, santiagueñas, entrerrianas, bonaerenses y pampeanas, y viene a sumarse a las ya habituales y muy dañinas inundaciones que cada tanto afectan al Chaco y a Formosa; a los recientes aludes y descalces de ríos en Salta y Jujuy, e incluso, ahora mismo, al desbarajuste climático también en la Patagonia, donde Comodoro Rivadavia, Viedma y otros puntos empiezan a sentir efectos indirectos, como lo sintieron hace poco Mendoza y La Pampa”, precisa Giardinelli en Página 12.

Sin embargo, lo que más irrita al columnista de Página 12 es que no haya explicaciones sinceras y que no se trata de del llamado “cambio climático” como miente Macri sino “SOJA, que es el poroto productor del desastre agrícola argentino, y cuyos promotores y beneficiarios son los responsables de este crimen de lesa ecología, para el que cuentan con la infaltable contribución de un Estado bobo en manos de funcionarios corruptos. Así nomás”.

A la hora de explicar el porqué de su aseveración, Giardinelli recuerda que la Argentina fue un territorio privilegiado por la Naturaleza, en el que, históricamente, cada hectárea de bosque consumía entre 1800 y 2200 milímetros por año/hectárea. A la vez, las pasturas consumían entre 800 y 1200 milímetros de agua/año/hectárea. “Esto garantizaba la absorción de lluvias en proporciones entre ideales y adecuadas”.

“La soja, en cambio, apenas consume entre 400 y 600 milímetros de agua/año/hectárea. De donde es obvio que si en dos décadas 10 millones de hectáreas pasaron de la ganadería al monocultivo y dejaron de absorber agua en aquella proporción equilibrada, las napas freáticas sólo pueden subir. Que es lo que viene sucediendo en la hasta hace poco llamada pampa húmeda, donde históricamente las napas estaban a 10 o 15 metros bajo la superficie, pero ahora están a sólo un metro o incluso menos…”, precisa el escrito que concluye así que la Naturaleza al no poder absorber más agua, la exporta a ríos, lagunas, arroyos y cunetas y, cuando llueve mucho, a los conglomerados urbanos.

La soja se ha convertido por lejos en la principal exportación de este país, con tres consecuencias grotescas: a) ser la más fabulosa fuente de ganancias de apenas un centenar de empresarios, banqueros y amigos del poder; b) ser una fuente de corrupción porque ha necesitado de la vista gorda de miles de funcionarios de todos los niveles a lo largo de más de 30 años y los necesita ahora mismo, y cada vez más, para profundizar el engaño: y c) es la mayor desgracia de millones de argentinos y argentinas que padecen los efectos devastadores de esta planta explotada brutalmente.