El autor del libro “País Narco” habló con Cuarto Poder sobre la trilogía drogas, negocios y política. Es un convencido que nuestra provincia, al contar con más de 700 km de frontera, merece mayor atención de los gobiernos que pretendan luchar contra el narcotráfico. (Mariano Arancibia)

La trayectoria de Federico es larga. Trabajó en Página 12, también estuvo en la redacción del último diario dirigido por Jorge Lanata (Critica de la Argentina) y actualmente es columnista del programa televisivo Duro de Domar. Fue en Crítica donde empezó a investigar el mundo narco y hace una semana estuvo en Salta para el relanzamiento del libro “Salta: el narcopoder” que escribiera el fallecido periodista Sergio Poma. Cuarto Poder aprovechó su estadía para conversar sobre una de las problemáticas que más afectan a la provincia en general y al norte en particular, como así también los vínculos entre lo que aquí ocurre con el todo nacional.

La primera pregunta se impuso y tuvo que ver con la forma en que los narcóticos ingresan al país. Mauro Federico piensa un poco y refiriéndose a las distintas formas de ingreso (balsas, mulas, bagayeros y avionetas) detalla lo que sabe: “Las diferentes formas para el paso de sustancias prohibidas en el país nos indican que el volumen es cuantioso: sea por estas vías o por otras. Seguramente este tipo de tráfico nos habla de pequeñas cantidades. Se puede hablar de Pymes de la falopa. Sin embargo también existen otros cargamentos que en general pasan desapercibidos. Y que ingresan, fundamentalmente, por la ruta 34 en containers: primero pasan por Tartagal y desde allí van hacia el centro del país. Los cargamentos que transportan seguramente son legales pero están camuflados en su interior con una logística diseñada específicamente para trasladar la cocaína que, finalmente, termina llegando a los puertos de Rosario, San Lorenzo o Buenos Aires para luego ir hacia Europa. Pensándolo en estos términos, queda en evidencia que detrás de ese tráfico hay organizaciones que cuentan con el financiamiento que ellos generan pero a la vez existe dinero externo. Si uno tira de la madeja de los pocos casos que se han logrado desbaratar se da cuenta que siempre emergen personajes ligados a carteles colombianos o mexicanos que tienen una larga tradición en narcotráfico hacia Europa. No se puede hacer una caracterización uniforme: hablamos tanto de Pymes como de carteles constituidos con una logística practicada”.

¿Argentina es solo un país de tránsito hacia Europa o se experimenta una evolución hacia una cartelización?

Los primeros grandes volúmenes de tráfico de cocaína aparecieron a fines de los 80 y principios de los 90. Argentina nació como un país destinado al tránsito: un territorio por donde la droga pasaba y rumbeaba hacia Europa porque es la plaza donde mayor rentabilidad se obtiene. Hay que pensar que 1 kilo de cocaína en Santa Cruz de la Sierra cuesta alrededor de 100 dólares. Ese mismo peso en Buenos Aires puede costar 2.000 y en España ronda entre 50 y 60 mil dólares. A la vez, hay que tener en cuenta que los grados de pureza de la cocaína van cambiando por el fraccionamiento, que multiplica el valor. Esto se hace mediante la utilización de sustancias de corte que estiran 1 kilo hasta 10 o en algunos casos 15 kilos.

En los últimos años esa cocaína que pasaba los controles fue requiriendo una mayor complejidad en la logística para ser camuflada a la hora de su envió. En el libro hablamos con una persona que se encargaba de hacer logística para carteles colombianos. Había comenzado en los 80 de manera casual, cuando estaba veraneando en Colombia y conoció a un hombre que le contó que se dedicaba a importar productos alimenticios. Luego de un rato de charla este hombre le confeso que el trabajo que hacían era camuflar en medio de mondongo “carne de primera que se vende muy bien en Europa”. Entonces, ese es un ejemplo de cómo se fue gestando el ingenio para transportar grandes cantidades. Fundamentalmente por los cuantiosos beneficios económicos. Ahora bien, esa misma gente se dio cuenta que mejor que cobrar en dólares, era más beneficioso cobrar en merca. Y la merca empezó a quedar en nuestro país, y a ser fraccionada para su comercialización, lo cual permitía a estos personajes encargados de la logística transformarse en dealers o narcotraficantes locales o alimentar las redes que se dedicaban a esto. . .

Entonces la merca que se consume en Argentina es la de peor calidad…

Lo que pasó en Argentina fue que se establecieron pequeñas estructuras de laboratorios clandestinos, fundamentalmente, en el costado del Gran Buenos Aires. Y no porque las villas sean sinónimo de narcos, sino porque las bandas encontraban en estos lugares ámbitos propicios para ocultarse. Estos laboratorios ya recibían la droga en un estado de pre-elaboración y terminaban de efectuar el proceso para llegar a obtener pasta base; por lo cual si la cocaína en su proceso de producción tiene cuatro pasos, los últimos dos se hacían en Argentina. En este sentido podemos decir que tenemos ámbitos donde se termina de producir la cocaína, pero que hasta el momento no puede generarse como materia prima por las condiciones climáticas. Hoy en día la principal preocupación de los especialistas es el consumo de sustancia que ni siquiera están tipificadas porque no forman parte de la red convencional. Como muestra de esto sirve el paco porque no se sabe muy bien de que se trata, porque nos referimos a un conglomerado de residuos donde los vestigios de cocaína son ínfimos. Pero la cantidad de sustancias nocivas son tantas terminan provocando consecuencias letales en los que consumen.

¿Y qué casos te impactaron?

Hubo varios operativos que desbarataron estas redes. El personaje que te comente se llama Manuel Kleiman. Este hombre fue testigo protegido y obtuvo un beneficio en su condena como partícipe necesario de una red de narcos después de entregar a los miembros del cartel para el cual trabajaba. Ese operativo se denominó “Merluza Blanca” y se decomisaron en el 2004 más 700 kilos de cocaína. En ese momento era una cantidad enorme, sin embargo, años después hubo otros operativos donde se triplico esa cantidad. Se llegó a decomisar hasta 2 toneladas de cocaína en envíos que salían de puertos argentinos con rumbo a España. Esto se hizo producto de dispositivos de investigación que existen pero que se utilizan selectivamente. En general se puede decir que de cada kilo de cocaína hay 9 que pasan inadvertidos. Y no es que pasan porque hay poca capacidad operativa para detectarlo sino que existe poca voluntad política de terminar con esos grupos que hacen negocios y, a su vez, reparten dinero entre los mismos que tienen que controlar.

Es claro que los chorros pesados, los de bancos, piratas del asfalto o en este caso los narcos negocian con la policía ¿Por dónde empezar a desentrañar esa trama?

A todos estos puntos hay que agregarle la trata de personas y el tráfico de armas. Y ninguno se puede ejecutar sin la complicidad de los diferentes estamentos que componen el Estado. Hablamos de policía, de jueces federales que son los que entienden en estas causas y de dirigencia política. Un caso emblemático es el Narcojet de los hermanos Julia; esos 944 kilos de cocaína que salieron en un avión perteneciente a una firma que tenía vinculación con el poderoso sindicalista Luis Barrionuevo. Un avión que todo el mundo conocía en el ámbito aeronáutico como la joya de “luisito”, que había sido comprado por los hermanos Julia. No hay que perder de vista el origen de los Julia porque su padre fue el Brigadier que estuvo a cargo de la Fuerza Aérea durante el periodo menemista, es decir una persona con conocimientos y llegado al poder político. Tampoco hay que dejar pasar lo que significó la carga. Por qué se efectuó en una base aérea oficial de El Palomar y con la permanencia de más de 40 horas en los hangares de Ezeiza y que nadie fue a revisar a pesar de estar cargado con esa cantidad de cocaína: indudablemente aquí sale a luz la cadena de complicidades.

¿Hasta qué punto crees que se encuentra entrelazado el narcotráfico con el gobierno de nuestro país?

Algo que tiene mucho que ver con el poder político y el narcotráfico es el lavado de dinero. El mismo se sustancia en la medida que existen organizaciones que son permeables al ingreso de dinero que no tienen como justificar su origen. En la campaña presidencia del Cristina Fernández de Kirchner y Cleto Cobos en el 2007 hubo al menos una veintena de empresas como grupos financieros, droguerías o farmacéuticas, que declararon ante la justicia, que en realidad lo que ellos hicieron fue no aportar dinero a la campaña, sino firmar como que aportaban, a cambio de recibir un monto similar al que estaban declarando. La maniobra era que el Frente para la Victoria necesitaba que figure gente aportando a una campaña que en realidad estaba financiada por otros recursos. Si vos ocultas los verdaderos fondos de tu campaña política es porque ese dinero sale de negocios que no podes reconocer, con lo cual se puede deducir que la plata viene de negocios sucios, donde el narcotráfico es el más poderoso. Si partís de ahí es imposible entender el auge de los narcos sin la protección del poder político.

¿Cuáles son los negociados que más te llamaron la atención entre empresarios y narcos?

La causa que puso en evidencia la producción de metanfetamina, que se conoció como la ruta de la efedrina, es un buen ejemplo. Porque mostró la vinculación entre empresarios, en este caso del sector ligado a las droguerías, y el poder político. Aquí se producían drogas sintéticas, que es el producto que más ha crecido en consumo, principalmente porque cualquier la puede producir porque no necesita plantaciones ni cultivos. Solamente requiere de elementos químicos y un lugar, con lo cual es muy sencillo, si uno tiene la protección necesaria, montar una especie de laboratorio de drogas de diseño. Esto pasa en Argentina. Y si repasas la ruta de la efedrina salen todas las conexiones que existen.

¿Qué pasa con la radarización y los controles aéreos?

Tan solo el 15% del espacio de frontera está cubierto por radares que permiten detectar el ingreso de aeronaves a las que se presume que puede realizar tareas de contrabando. Si se analiza el contrabando a través de aviones te encontrás con que el tabaco es la principal mercancía. Ese espacio que no está radarizado significa que 8 de cada 10 km de frontera hay ámbitos donde pueden aterrizar vuelos sin ser detectados.

¿Cómo ve a Salta en relación al narcotráfico?

Aquí se puede ver claramente un circuito connivente entre la gendarmería y la Policía protegiendo al delito organizado, con la vista gorda de jueces, fiscales y del poder político. En muchas causas aparecen involucrados y hasta en homicidio. El libro de Sergio Poma es un testimonio del significado que tiene el narcotráfico en Salta. Sin lugar a dudas, esta provincia, con sus más de 700 km de frontera, es una de las que más atención hay que ponerle. Esto no significa, como lo dejo entrever años atrás el ex gobernador Juan Carlos Romero, que se debe conformar una suerte de plan “Colombia” como se diseñó tiempo atrás de la mano de la DEA y los Estados Unidos. Salta en las zonas más caliente del narcotráfico es una de las que más quema.

Mauro Federico

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