Empezó el simulacro de retiro espiritual macrista en Salta: 120 funcionarios están en Rosario de la Frontera “pensando” la provincia, el 12% de los 1.020 puestos jerárquicos relevados por Cuarto Poder en marzo del 2016. (Daniel Avalos)
A los muchos señalamientos que se le pueden hacer al gobierno salteño, deberíamos sumarle otro: su incorregible inclinación al famoseo, su deslizamiento a imitar conductas de las celebridades que, en este caso, son de tipo políticas y más precisamente macristas. Fue el macrismo, después de todo, quien inauguró los “retiros espirituales” que ahora el gobierno salteño imita mal y ejecuta en un momento poco apto: no solo porque la crisis afecta a muchos argentinos sino también porque el macrismo en nada se parece al mejor “equipo del mundo” que alguna vez el presidente Macri aseguró haber conformado.
Seguramente por ello varios funcionarios enfatizan ahora que la mega reunión de Rosario de la Frontera “no es” un retiro espiritual. Lo indudable, no obstante, es que cuando hace semanas se anunció el encuentro, el mismo fue bautizado como la clásica juntadera yupi dispuesta a pagar y experimentar un fin de semana que incluya trabajo con ejercicios de respiración del tipo de los dictados por la Fundación El Arte de Vivir.
La comparación es abiertamente interesada. Entre otras cosas porque esos retiros macristas deben mucho a la relación del propio presidente Macri con la Fundación del gurú Sri Sri Ravi Shankar: el hombre de pelo graso, barba rala y que siempre calza la clásica falda masculina de la India llamada dhoti. Un gurú que asegura haber ayudado a millones de personas a adquirir algo de paciencia oriental, que aspira a que los jerarcas políticos y empresarios se desestresen un poco convirtiéndose, suponemos, en el actor Pat Morita quien, haciendo de Miyagi en la película “Karate kid”, deslumbraba por su calma, su prédica a favor de la paciencia, su amor al silencio y su rechazo al apuro por considerar que la prisa es síntoma de mala educación y sinónimo de malos modales.
El desprestigio con que carga por estos días Macri y su equipo privó a los salteños de las técnicas de respiración y de la posibilidad de reivindicar los “retiros” tal como el macrismo lo hizo no hace mucho. Pero allí andarán los 160 funcionarios salteños que, según las coberturas periodísticas se juntaron a las 9.30 en el Hotel Termas de Rosario de la Frontera para dar inicio a las jornadas. El encargado de la apertura fue el jefe de Gabinete, Carlos Parodi, a quien le atribuyen la autoría intelectual del encuentro. Tiene sentido. Después de todo, salvo por su vestir decididamente occidental, su aspecto físico tiene algunos puntos de contacto con los gurúes hindúes, sin olvidar, además, que si en la India se estila que los maestros espirituales deban ser iniciados por el gurú mayor, en la política salteña el propio Parodi adquirió un rol protagónico porque así lo dispuso el Gobernador.
Pero fue Parodi, decíamos, quien inauguró la jornada, que inmediatamente dio lugar a los trabajos de comisiones ministeriales que debiendo evaluar si se alcanzaron los objetivos planteados, tenían que definir también metas de trabajo y arribar a conclusiones de conjunto. Pero hubo más, porque, viviendo como vivimos, en la era de la propaganda y el arte supremo de la publicidad – cuyas reglas recomiendan invisibilizar los rasgos poco convenientes de una cosa para resaltar solo los convenientes-, resultaba lógico que los presentes debatiesen estrategias de comunicación en donde el rol del otro ministro fuerte – Juan Pablo Rodríguez – fue protagónico.
Así concluirá la jornada del día de hoy, en donde, recordemos, participaron 120 funcionarios. Una cifra nada despreciable, en tanto representa poco más del 12% del personal jerárquico del ejecutivo provincial, que en marzo del 2016 al menos, era de 1.020 funcionarios. Lo mostró Cuarto Poder con un informe titulado “No son espartanos y son más de mil”. Allí se informaba que el relevamiento de designaciones había comenzado con el decreto publicado el lunes 14 de diciembre de 2015, el cual designaba a Ramiro Simón Padrós en el cargo de secretario General de la Gobernación, y culminaba con el decreto publicado por el Boletín Oficial el miércoles 16 de marzo del 2016, en donde se designaba a Carmen Evelia Cruz como auditora Interna de la Unidad de Sindicatura del Ministerio de la Primera Infancia.
Entre la primera y la última designación, enfatizábamos, identificamos 1.020 funcionarios, incluyendo ministros, secretarios, subsecretarios, coordinadores, directores generales, directores, cargos políticos y otros rangos que comparten un rasgo común: el de percibir remuneraciones de autoridades superiores del Poder Ejecutivo provincial. Cuarto Poder excluyó del listado a los llamados Jefes de Programas que, siendo parte del mismo escalafón (autoridad superior de Poder Ejecutivo), percibían por entonces $15.005 de bolsillo según la escala salarial publicada en febrero del 2016 por el gobierno provincial.
De ese enorme ejército de funcionarios políticos provienen los 10 que protagonizaron el retiro que obligó a cerrar el Hotel del Estado a los turistas pagos. Allí se supone que esos funcionarios deben dilucidar cómo llevar a la provincia a un lugar deseable y mejor en comparación al existente, para luego de pensar la misión ordenarse adecuadamente para concretarla. A eso Perón lo denominaba un “buen gobierno”. Y justamente eso es lo que siempre pareció faltar en la provincia: una idea integral de desarrollo y una elite político – administrativa debidamente organizada para transformar en hechos lo que primero debe ser una idea y un programa. Pero bueno, se supone que en eso están los cientos de funcionarios reunidos en Rosario de la Frontera, mientras la mayoría de los salteños viven su gesta heroica cotidiana: vivir sin el contrapiso de la casa, corretear el ómnibus para llegar a destino, con problemas de trabajo crecientes, escapando a la amenaza permanente del desempleo, o transitando las mismas calles poceadas, mientras suma y resta con los dedos tratando de calcular cómo llegar a fin de mes.