Un informe del Centro de Economía Política Argentina demuestra que el escenario que planteó Macri durante su discurso es irreal.

En su segundo discurso de apertura de sesiones ordinarias, el presidente Mauricio Macri planteó el escenario de un país que está dejando atrás una etapa de decadencia para iniciar el camino del desarrollo. “Superamos lo más difícil de esta transición y el país está cambiando: Argentina se está poniendo de pie”, dijo el mandatario ante la Asamblea Legislativa, confiado de que “aparecen señales de mejora de la economía” por las que “2017 va a ser mejor que el año anterior”. Sin embargo, a la hora de argumentar ese optimismo, Macri echó manos a una serie de datos que no se ajustan a la realidad. Según un chequeo que llevó a cabo el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), para llevar a buen puerto su relato de refundación nacional, el Presidente falseó o distorsionó información en temas clave como crecimiento, empleo, inflación, exportaciones, desempeño del sector agrícola, el mentado Plan Belgrano y el reparto de la coparticipación.

El principal argumento en el discurso para explicar los magros resultados de gestión fue la llamada pesada herencia. “Hace cinco años que no crecemos ni generamos empleo”, dijo, justificando los malos indicadores de 2016 en una supuesta inercia recibida del gobierno anterior. Sin embargo, observa el informe de CEPA utilizando datos del Indec, la economía creció en los años 2011 (un 6 por ciento), 2013 (2,41 por ciento) y 2015 (2,65 por ciento), mientras que “al tercer trimestre de 2016 el PBI registra una caída de 3,8 por ciento en términos interanuales” mientras que la proyección del FMI para este año “ha sido corregida a la baja” y prevé una contracción de 1,8 por ciento.

En lo que refiere a la generación de puestos de trabajo, el documento advierte que “entre noviembre de 2010 y noviembre de 2015 el empleo privado registrado aumentó en 441.240 casos, es decir, un 7,58 por ciento”, lo que significa una variación anual acumulativa de 1,47 por ciento, según datos del Ministerio de Trabajo. “En ostensible contraste, y siguiendo la misma fuente, entre el cuarto trimestre de 2015 y el tercer trimestre 2016 fueron expulsados 127.905 trabajadores del mercado laboral”, agrega. De esta forma queda claro que la tendencia a la pérdida de empleos que se observó durante los últimos 14 meses no es la continuación de una pendiente previa sino consecuencia directa de las decisiones políticas y económicas de esta administración.

Con respecto a la inflación, Macri dijo que “estará bajo control” y “en claro camino descendente”. Según observa el chequeo de CEPA, durante 2016 la inflación según el instituto de estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del gobierno oficialista de Horacio Rodríguez Larreta, superó el 40 por ciento. En cambio, durante el 2015, incluso contando el mes de diciembre, cuando ya gobernaba el PRO y la variación de precios tuvo un incremento significativo, la inflación en CABA fue de 27,17 por ciento. “Por otro lado -dice el documento-, en los últimos cinco meses de la gestión de Cambiemos, la inflación mensual promedio acumulativa tiene un guarismo similar al promedio de los últimos cinco meses de la gestión anterior. Si bien la comparación no se realiza sobre períodos similares, se observa que los niveles actuales de inflación distan de haber reducido sensiblemente la variación de precios en la actualidad.”

Hilando más fino, el informe pone la lupa sobre los datos citados por Macri respecto a las exportaciones, que “aumentaron 2 por ciento en dólares y 7 por ciento en cantidades respecto de 2015”, en palabras del mandatario, citando datos del informe de Intercambio Comercial Argentino producido por el Indec. “Resulta útil analizar que ese leve aumento de exportaciones sólo se produjo en la exportación de productos primarios, sector beneficiado con la quita de retenciones y alteración del tipo de cambio, e incentivado por la desregulación cambiaria”, advierte el estudio. Por el contrario, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) cayeron el año pasado un 6,64 por ciento, lo que “refleja el perfil de la actual gestión económica”.

Además, destaca CEPA, el Gobierno “tampoco ha logrado mejorar significativamente la performance de las Manifacturas de Origen Agropecuario (MOA)”. Motivo por el cual, si bien es cierto que el año pasado se registró “la cosecha más alta de la historia de trigo” y hay expectativas para que este año la producción sea aún mayor, las ganancias de este modelo económico quedan concentradas en pocas manos y no redundan en mayor nivel de empleo: entre 2011 y 2016 la producción agropecuaria aumentó en 34 millones de toneladas pero el número de trabajadores involucrados se redujo en 12 mil.

En su discurso, Macri también destacó que con el Plan Belgrano se comenzó “a saldar una deuda histórica con las provincias del norte”. Sin embargo, dice el informe de CEPA en base a datos del Ministerio de Economía, “la ejecución presupuestaria fue de solo 36,99 por ciento, en el marco de un presupuesto cuyo objetivo era sencillamente poner en marcha la Unidad Plan Belgrano”, sin involucrar directamente obras de infraestructura. Además, agrega, “resulta llamativo que las transferencias por coparticipación a las provincias del Plan Belgrano recibieron menos dinero que el resto”. El promedio de las transferencias por coparticipación en todo el país se incrementó 31,36 por ciento entre 2015 y 2016, mientras que las provincias del Plan Belgrano tuvieron un aumento de solamente 26,98 por ciento.

Pero no fueron las únicas provincias perjudicadas en ese reparto. Aunque Macri se ufanó de que su gobierno “comenzó a devolver a las provincias el dinero que les correspondía para hacer un país realmente federal”, para CEPA, “luego de 11 años donde las transferencias por coparticipación en términos reales crecieron sustancialmente, el 2016 mostró una fuerte caída” de más de seis puntos en promedio. Así, el Presidente redondeó una serie de definiciones sostenidas sobre un andamiaje con poco apego a la realidad, desdibujando, en el comienzo de un año electoral, el límite entre la comunicación de gestión y los mensajes de una campaña que ayer en el Congreso ya parecía estar en marcha.

Fuente: Página 12