Con el final de la Segunda Guerra Mundial, la publicidad y los bienes de consumo empezaron a llegar a un público listo para continuar con su vida y gastar y gastar. Aparece lo que luego se conocería como el “baby boom”, causando un pico de natalidad. ¿Cuál fue el papel de las mujeres en aquellos tiempos?

La psicoanalista Marie Langer autora de la Maternidad y sexo, señaló en una conferencia en donde admitió haber caído en “la idealización de la maternidad” que: “Antes de la Segunda Guerra Mundial, tanto Hitler como Mussolini pusieron el énfasis en la mujer en cuanto madre, ama de casa. Las tres “K” de Hitler: Kinder, Kuche, Kirche (niño, cocina, iglesia). Pero después, a medida que la guerra progresó y faltaron los hombres, las mujeres dejamos de lado a los niños y los enviamos a las guarderías, cosa que hasta entonces había sido considerada una conducta desnaturalizada. Y las mujeres se incorporaron al trabajo extra-hogareño y fueron al frente. A partir de allí encontramos a las mujeres en cualquier actividad. Después, cuando vino la época de crisis, las mujeres tuvieron que regresar al hogar, a formar parte del ejército de reserva laboral del cual hablaba Marx”.

Por otro lado en una entrevista que a continuación reproducimos la psicoanalista Juliet Mitchell señaló el papel de las mujeres en épocas de crisis, la “maternidad idealizada”, algo que también apareció con el movimiento hippie:

Se habla de una tendencia a la hipermaternidad. Una que lleva al extremo la “teoría del apego” del psicoanalista John Bowlby, promoviendo la lactancia extendida y el colecho. ¿Podría ser una nueva trampa o es una apropiación de la maternidad?

Juliet Mitchell –¡Es un trampa total! Pobre de esa madre y de ese hijo. Probablemente nunca Bowlby estuvo tanto tiempo con sus hijos. Es idealizar una maternidad enloquecedora, nadie puede desear estar con un hijo las 24 horas, el bebé llora, no deja dormir. Esto empuja a negar lo que una mujer realmente puede sentir en la maternidad. Se trata de nuevo de la mujer como objeto, en este caso a través de esa maternidad idealizada. Naturalizar la maternidad es una cuestión ideológica. Es interesante, porque esto va y viene. En los tiempos del Flower Power apareció esto mismo, incluso en una parte progresista del movimiento.

 

Pero, al menos acá, parece políticamente incorrecto criticar a unas madres que defienden este ideal con furia. ¿Por qué esta tendencia retorna?

Juliet Mitchell –Puede estar relacionado con la economía. La historia muestra que se promueve que las mujeres salgan a la calle a trabajar en tiempos de recesión o de transición económica, porque son mano de obra barata. Luego pasan a ser reserva trabajadora y se las devuelve al hogar. Bowlby planteó sus ideas en la posguerra, en tiempos donde las mujeres volvieron a casa. Hay que mirar siempre a la economía para ver qué está pasando con las mujeres.

¿Y por qué lo aceptamos, incluso gratamente?

Juliet Mitchell –Porque para la mayoría la experiencia laboral no es demasiado grata: malos sueldos, malos trabajos. No hay igualdad en el trato, ni en los honorarios, ni en el trabajo. El hogar resulta un lugar más idealizado. Pero toda idealización tiene su contraparte, la denigración. Seguramente estas madres ideales del apego son la imagen de una élite, en cambio a la mujer pobre se le diría que salga a trabajar ya que mientras amamanta a uno tiene a otros hijos muriendo de hambre. Es una posición peligrosa, de un grupo reducido que es usado en contra de otras mujeres. Es la misma lógica que describíamos a propósito de las nuevas primeras damas.