La ampliación de testimonios realizada hoy permite inferir que la coartada de Santos Clemente Vera quedaría en pie, mientras las pruebas falsas plantadas en la escena del crimen tendrían consecuencias graves para los investigadores que por hacerlo fueron premiados. Todos se preparan para el final del juicio. (Maximiliano Rodríguez)

A las 10.41 comenzó la jornada. La sala se presenta con una cantidad importante de personas. A mano izquierda de la sala, algunos familiares de los acusados Daniel Vilte y Santos Clemente Vera ocupan parte de los lugares destinados al público. Los familiares de Cassandre Bouvier ocupan la primera fila del lado derecho del recinto. Detrás de ellos, se ubican ocho personas. Todos están instalados entre los lugares destinados a los allegados de las víctimas. A mano derecha, la acusación. A mano izquierda, la defensa. En el centro está el tribunal.

Es el último día destinado a tomar testimonios y recibir pruebas. El final de la jornada marca el cierre de la octava semana y da inicio a la etapa definitoria del proceso. Durante la audiencia se leyó un informe de la Embajada de Francia que confirma, una vez más, que la instrucción fue bastante incompleta. El informe insiste en recordar que el 2 de agosto de 2011, una mujer argentina identificada como Laura Sasso entregó en la embajada gala de Bs. As. los misteriosos anteojos de sol junto a las fotografías agregadas a la causa. Como se desconocía hasta el momento el origen de los anteojos y las fotografías, es de suponer que Sasso sería la mujer de las imágenes que nadie pudo reconocer hasta la fecha. Los elementos aportados por la mujer fueron remitidos a Salta y mediante un correo electrónico la embajada francesa comunicó al juzgado de Martín Pérez el envío. Nadie comprendía el origen de los objetos porque se los incorporó al expediente, pero nunca se incorporó el e-mail. Una gota más en el océano de la instrucción.

Por orden de la Sala II se deberá realizar un informe a través de la Secretaría del tribunal para aportar más detalles sobre ese hallazgo. Por orden de los jueces la Secretaría deberá en 24 horas entrevistar telefónicamente a Laura Sasso y generar un informe para brindar a las partes. Los magistrados del juicio oral terminan realizando en 2014 la instrucción que en 2011 Martín Pérez apuró al ritmo de Aldo Saravia. También le resta al tribunal recibir el informe telefónico, dando cuenta del mensaje de texto de Houria Moumni de las 14.28 del 15 de julio de 2011, que tampoco nunca se investigó durante la instrucción. Estas últimas medidas podrían extender los plazos para conocer los alegatos y la sentencia. Tanto la defensa de Gustavo Lasi, como los abogados querellantes, solicitaron al tribunal por lo menos cinco días hábiles para preparar los alegatos finales. Por su parte, el fiscal Félix Elías pidió que el juicio termine durante el mes de mayo y que los plazos no ingresen en junio. Adujo razones médicas personales. A nadie escapa que el 25 de mayo de 2014 el juicio oral y público cumplirá dos meses. Se espera en las próximas 48 horas cerrar todos estos puntos para estar en condiciones de oír por última vez a cada una de las partes.

A nadie es ajena la dedicación mostrada por el presidente del tribunal Ángel Longarte. El juez llegó incluso a llevarse a su domicilio los fines de semana las grabaciones de video, para realizar un análisis más profundo de los testimonios aportados. Se trata sin dudas del juicio más importante para Salta en muchos años.

Lasi no habló

Otro miembro de la familia Lasi se negó a declarar. Fue Eduardo Enrique Lasi, tío paterno de Gustavo. Fue el segundo testigo convocado durante todo el juicio oral que se amparó en el artículo 20 de la Constitución Provincial para no declarar. Hasta este momento el único que se había negado a declarar había sido su hermano Walter Lasi, padre del principal imputado y propietario de la carabina Batán 45 que terminó -por lo menos- con la vida de Cassandre Bouvier. Enrique Lasi entró a la sala y dos minutos más tarde salió por la misma puerta que había usado para ingresar. De los hermanos convocados sólo uno declaró. Ocurrió el segundo día de juicio. Se trataba de Juan José Lasi. Los Lasi son hombres de pocas palabras y de demasiados silencios.

Patas cortas

Quien la pasó mal durante el interrogatorio fue Favio Wayar. El testigo es oficial ayudante de la policía provincial y se desempeña en la Brigada de Investigaciones de Orán. En 2011 el oficial integraba la Brigada de Investigaciones Nº1 de la Capital y fue uno de los ascendidos y condecorados por “resolver” el caso. El policía fue testigo el 1 de agosto de 2011 al mediodía, del primer milagro del oficial Walter Mamaní: el secuestro de los plomos en el mirador.

Wayar relató cómo fue ese hallazgo en el mirador de San Lorenzo de estos dos plomos que un perito describió como “sacados con una pinza”. Los plomos luego coincidieron con el revolver enterrado en casa de Raúl Sarmiento, el segundo milagro. Ante el tribunal el testigo explicó que Mamaní le indicó con un palo la existencia de un plomo. Recordó el momento cuando “en el mirador el oficial Mamaní me dijo ´mirá acá, hay como un plomo´. Según el testigo, el oficial del milagro le dijo: ´mirá lo que encontré, creo que es un proyectil. Yo dije que había que avisarle al jefe´”. El suboficial Guantay sería quien encontró el segundo proyectil plantado, pero el testigo no presenció esta segunda etapa del sobrenatural encuentro. Al testigo le llamó la atención el secuestro porque la División Criminalística había rastrillando la escena del crimen durante el día anterior. “El oficial Mamani quedó en el lugar y se hizo cargo del hallazgo”.

Entre ellos también estaba un suboficial de la Brigada de Investigaciones. Ese otro efectivo al testificar en este juicio terminó careándose con Omar “pajarito” Ramos. El policía tuvo problemas para sostener su relato de una manera sólida. Se trata de un miembro efectivo de “la mejor policía del país”. El presidente del tribunal, Ángel Longarte, lo interrogaba mirándolo fijamente. A lo largo de su testimonio, el rostro del juez se iba endureciendo. La mano izquierda del presidente del tribunal por momentos tapaba parte de su cara. El gesto es propio de quien interpela. Fue evidente que no creía en lo que el testigo describía como cierto. Por su parte, uno de los vocales del tribunal Héctor Pucheta se recostó un poco sobre el respaldo de su asiento.También miraba fijo al testigo. Desea preguntar. Al igual que Longarte, Pucheta ponía su mano en torno al mentón. La clásica imagen del pensador. Finalmente cuando preguntó Pucheta, el testigo transpiró, tal como dice el conocido axioma. Ante la voz imponente del juez, la palabra del policía se fue transformando en un balbuceo. “Es lamentable que a esta altura del proceso nos quiera hacer ver una cosa por otra. Acá no venimos a buscar culpables, sino la verdad real”, sentenció molesto Héctor Pucheta.

La situación resultó evidente para todos en la sala. La altura y experiencia del tribunal es manifiesta. Bernardo Ruiz, el otro vocal, también interrogó al testigo. Sólo con la formulación de sus preguntas Ruiz derribó el relato del policía. Los jueces ordenarían medidas contra la policía al terminar el juicio. Sería un duro revés para tanto reconocimiento gubernamental. Son insostenibles los secuestros del revólver enterrado en el jardín y estos dos plomos extraídos de la vaina con una pinza. Para el juez de instrucción estos plomos fueron válidos. A esta altura del juicio oral y público ninguna de las partes cree en los dos milagros de la Brigada de Investigaciones. Gente de poca fe.

Anti coartada

José David Tolaba entró por segunda vez a la sala de grandes juicios del poder judicial salteño cerca del mediodía. El joven es sobrino de Santos Clemente Vera y la ampliación de su declaración testimonial fue pedida por los abogados de las familias de las víctimas. Los abogados querellantes Nicolás Ortiz y Federico Rodríguez Spuch buscan indagar más profundamente sobre la coartada del jardinero. Estrictamente los abogados de las familias solicitaron la ampliación del testimonio de David Tolaba, porque quieren determinar con exactitud todos los horarios del viernes 15 de julio de 2011. El joven podía negarse a declarar en base al artículo 20 de la Constitución Provincial. Pese a esta potestad prestó su declaración.

El testigo fue interrogado por los abogados querellantes, pero en su discurso no aparecieron fisuras. El joven había declarado en jornadas anteriores lo mismo que reiteró en esta ampliación. El interrogatorio de la querella fue escueto y un tanto improductivo. Luego llegaron las preguntas del presidente del tribunal. Durante todo el interrogatorio, Santos Vera miraba al juez e inmediatamente a su sobrino. Los ojos del acusado iban y venían, dependiendo de cuál de los dos hablara. La respiración de Vera denotaba nerviosismo. El acusado era consciente que las partes indagaban en torno a su coartada. En estos minutos se definió buena parte de su suerte. La ampliación de declaración de Tolaba duró apenas unos minutos. La coartada de Santos Vera resultó airosa en este testimonio. Aún faltaba el paso de María Brañes, la otra testigo sobre la que se pidió una ampliación. La mujer no pudo declarar por sufrir una enfermedad terminal y no encontrarse en condiciones médicas de ampliar su testimonio, por lo menos por treinta días. El tribunal cuenta con un certificado médico que así lo indica.

Cuervo

Con una campera deportiva prestó su declaración testimonial Walter Rodríguez. La campera tiene mangas blancas y el pecho negro, los clásicos colores del club Central Norte cuyo escudo oficial está a la altura del corazón. El testigo estuvo preso a mediados de 2011 en la Alcaidía General acusado de un abuso sexual. El testimonio de Rodríguez giró en torno al comportamiento de los imputados durante su detención en agosto de 2011. Si hablan o no entre si los acusados. Nada muy trascendente a esta altura del proceso. El hincha de Central Norte aportó muy poco y su testimonio por momentos fue dificultoso de obtener para el tribunal. El testigo ni siquiera pudo entenderse con el abogado Marcelo Arancibia quien alguna vez fuera presidente del club azabache de Avenida Entre Ríos. El testigo salió de la sala y el día concluyó con cierta incertidumbre en el ambiente. Se esperarán los últimos informes. Se evaluará si aportan algo esos informes para conocer más sobre los hechos de 2011.

Luego se sabrá si los enjuiciados son inocentes o culpables.