Mujeres agrupadas en la Colectiva “Cuerpos con Voz” realizaron la primera movilización en Salta para visibilizar la problemática de la violencia obstétrica. Un tipo de violencia de género que se presenta durante el parto y posparto. Maltrato y prácticas médicas innecesarias a la hora de parir. (Andrea Sztychmasjter)

¿El personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste acerca de tu comportamiento? ¿Te trataron con sobrenombres (gorda) o diminutivos (gordita-mamita-hijita) como si fueras una niña incapaz de comprender los procesos por los cuales estás atravesando? ¿Fuiste obligada a quedarte en cama impidiéndote caminar o buscar posiciones según tus necesidades?

Sí la respuesta es sí a cualquiera de estas preguntas mientras estabas internada en la clínica u hospital y con contracciones de trabajo de parto: fuiste víctima de violencia obstétrica. Estas preguntas forman parte de los 11 interrogantes que se realizan en el “Test de violencia obstétrica”, que fue repartido por integrantes de la “Colectiva Cuerpo con voz” que este miércoles se movilizaron para hacer visible la violencia por la que muchas mujeres atraviesan a la hora de dar a luz. Este test fue elaborado por organizaciones como “Dando a luz” y la “Colectiva Maternidad Libertaria” que luchan por modificar el actual sistema de atención del parto y el nacimiento, basado en la desigualdad, el abuso del poder médico y el desconocimiento de los derechos.

Ahora, esta recientemente conformada Colectiva salteña “Cuerpos con Voz” salió a las calles para hacer público este tipo de violencia e invitar a reflexionar.

 “El inicio formal fue hace un mes, la proto historia de la colectiva fue el año pasado cuando algunas de nosotras empezamos a juntarnos y decidimos empezar a realizar cosas. Entendemos que hay que replantearse qué situaciones son sanas y qué situaciones no son necesarias y aun así se están dando”, mencionaron sus integrantes que apostando al “espíritu colectivo” como lo hacen en la ya mítica “Garganta Poderosa”, prefieren no dar nombres, olvidarse del individualismo y responder en forma colectiva.

Fue así que entre todas comentaron a este medio que la Colectiva “surgió como una necesidad, cómo una forma más de intentar dar respuestas a este tipo de violencia que es una modalidad dentro de la violencia de género y que a veces es algo que se minimiza. Por eso nuestra intención es ayudar a desnaturalizar estas prácticas, y por el contrario visibilizar, llamar la atención, por eso queremos hacer marchas una vez por mes, y como dijimos invitar a la reflexión”.

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Parto y respeto

Se puede entender por violencia obstétrica el trato deshumanizador, el abuso de la medicalización y la patologización de los procesos fisiológicos del parto que trae consigo la pérdida de autonomía y de la capacidad de decisión de parte de las mujeres durante su embarazo y parto.

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En 2004 fue sancionada en nuestro país la ley nacional de Parto Humanizado 25.929. en ella se definen los derechos que toda mujer tiene, en relación con el embarazo, el trabajo de parto y el postparto, así como también los derechos del recién nacido.

Según manifestaron las mujeres de la Colectiva “Cuerpos con Voz”, nuestra provincia no ha adherido todavía a esa ley. “Hay dos leyes nacionales que contemplan este tipo de violencia, la de parto respetado es una pero la provincia no ha adherido a esta ley a pesar de estar aun vigente, en la maternidad pública si se ven carteles con información pero no así en las instituciones privadas”, manifestaron.

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Entre las acciones violentas que se presentan, las integrantes de la Colectiva manifestaron que se encuentran: “La violencia física y corporal, tactos reiterados, abuso de medicación, roturas de bolsa, “maniobras de kristeller” que es una maniobra que se le practica a una mujer para hacer salir más rápido al bebe, muchas veces realizan esta maniobra sin consultar a la mujer, ya la maniobra genera dolor y es más violento que no te avisen. Otra es que te obliguen a estar en una posición determinada, como acostada y atada. Y la violencia verbal que daña emocionalmente e influye en el trabajo de parto. Otros de los casos es que los profesionales puedan decirte que estás haciendo mal el pujo, la respiración, que no grites y la presión afecta a tu trabajo de parto.  Muchas veces que no llegues a dilatar es por todo esto”, mencionaron.

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En la Ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres se define a la violencia obstétrica como “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicación y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la ley 25.929 (de parto humanizado sancionada en 2004)”.

Hay dos canales habilitados para recibir denuncias por violencia obstétrica a nivel nacional, uno de ellos es la Defensoría del Pueblo de la Nación, y el otro la CONSAVIG (Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género) con facultades para inspeccionar y luego emitir dictámenes no vinculantes, sugerencias y seguimientos.

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En el instructivo para realizar la denuncia la Defensoría aclara que no investigará cuestiones vinculadas con una posible “mala praxis”, sino que tratará de verificar la existencia de prácticas y condiciones generalizadas, en el establecimiento asistencial denunciado que generan situaciones de violencia hacia las mujeres. La Defensoría puede solicitar la intervención de otros organismos, como la Superintendencia de Servicios de Salud, el INADI, y las Defensorías locales.

El primer paso

El año pasado, durante el 29 Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó en nuestra ciudad, fue la primera vez que pudo realizarse el taller “Mujer y violencia obstétrica”. Allí mujeres de todo el país analizaron y debatieron los protocolos institucionales, acciones de prevención, planes de  parto, guías de denuncia, marco legal, estrategias de difusión y trabajos en red.

Este fue el precedente, según mencionaron las integrantes de la Colectiva para empezar a darle visibilidad a este tipo de violencia muchas veces silenciada. Este taller tuvo amplia participación y debió desdoblarse en dos subtalleres. Entre algunas de las voces y conclusiones que aquella vez se escucharon están las experiencias de mujeres que sufrieron algún tipo de violencia obstétrica hasta la de profesionales de la salud y estudiantes de medicina que deciden cuestionar la formación que reciben.

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Tal es el caso de Rocío, estudiante de la Facultad de Ciencias médicas de La Plata y participante del taller que mencionó como ejemplo: “En La Plata poco se opera con lo que se llama ‘la cama caliente’, entra una mujer y tiene que esperar la otra que está en trabajo de parto y dar vueltas en el hospital, porque sencillamente no hay camillas para que pueda parir”.

Otra mujer también participante contó su historia en el taller del ENM. Romina  es “doula”, acompañante emocional y terapéutica de la mujer que va a parir. Para ella la violencia obstétrica es la violencia ejercida sobre la madre que deriva en la interrupción del camino natural que debe seguir el nacimiento del bebé. Su rol es acompañarla e informarle sus derechos para llevar adelante el parto respetando todas sus decisiones.

Por otra parte en el documental “Las formas de nacer. Historias de mujeres por el parto respetado” producido por la Cooperativa Superficie con el apoyo del Centro de estudios y promoción de la equidad de género Flora Tristán de la Universidad Nacional de Misiones, también se registran los testimonios de las voces de las participantes del taller del ENM del año pasado. El video cuenta además las historias de mujeres que sufrieron maltratos institucionales y pérdidas irreparables, y visibiliza la problemática de la violencia obstétrica. En el relato de las protagonistas, se manifiesta la lucha por el parto y el nacimiento respetado.

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