Sobreviviente de la Masacre de Palomitas dio a luz a su hijo estando detenida y ambos integran hoy la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos. Se trata de Mirtha Torres quien asegura que muchas veces “el pasado no pasa”. (Andrea  Sztychmasjter)

Liderada por mujeres de elite abocadas al catolicismo, la casa del Buen Pastor funcionó como una cárcel de mujeres y como un lugar de disciplinamiento. Fue allí que Mirtha Torres junto a otras presas políticas fueron detenidas y maltratadas reiteradamente. Regido por una “madre superiora” de apellido Cornejo Solá, el Buen Pastor era justamente la cárcel de mujeres que hasta ese entonces no existía en Salta.

Corría el año 1975 y Mirtha se encontraba trabajando en la Dirección de Vialidad Provincial y junto a otros jóvenes fundó la Agrupación Carlos Xamena para brindar talleres de alfabetización a los obreros. Ya detenida en el Buen Pastor, luego de ser sacada de su trabajo, junto a otras mujeres inician una huelga de hambre para pedir, entre otras cosas, un médico para una de las embarazadas detenidas. El pedido no es escuchado, el estado de salud de la compañera empeora y por la negativa de la “madre superiora”, la mujer termina perdiendo el embarazo. Una de las tantas situaciones de sufrimiento que les tocará pasar.

Como castigo a la huelga de hambre, deciden enviarlas a la cárcel de Villa Las Rosas. Cuando fue detenida Mirtha estaba embarazada de pocos meses y como la cárcel no contaba con pabellones femeninos acondicionaron un juzgado en la parte externa, más precisamente frente de la capilla de Villa Las Rosas. Allí estaban custodiadas por personal femenino de la policía Federal y de la Policía de la Provincia, mientras el exterior del pabellón estaba custodiado por personal carcelario.

Los malos tratos allí recibidos quedarán no sólo en la memoria de Mirtha, también en la de su hijo Mariano Ferreyra, separado de su madre al nacer. Según los registros su hijo fue el primer bebé que nació en cautiverio en esta ciudad. A 41 años Mirtha puede contar su historia y la de su hijo: son los sobrevivientes de aquellas épocas oscuras.

Después de la última dictadura, su madre, Dina Zapana, junto a otros familiares de detenidos- desaparecidos, fundaron la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Salta, a la que Mirtha se integra al salir en libertad y reencontrase con su hijo.

Hoy esta familia integrada por varias generaciones es la materialización de una historia de lucha por los derechos humanos en nuestra provincia. “Aunque a veces el pasado no pasa”, señaló Mirtha al referirse a la actual situación de injusticia que se repite una y otra vez.

Impunidad ayer y hoy

“Estamos allí donde los derechos son vulnerados”, manifestó Mirtha al explicar su presencia cada viernes acompañado a la comisión de Familiares contra la impunidad: “No tendrían que existir comisiones contra la impunidad como la de Salta, la CORREPI en Buenos Aires y otras en varias provincias si la justicia funcionara”, sentencia para luego enfatizar que según su visión, actualmente nos encontramos en un estado constitucional pero falta mucho para que sea totalmente democrático: “Mientras sigamos presenciando la mortalidad infantil y desapariciones, la impunidad es la que nos invade”.

“Vemos que las cárceles están llenas de gente humilde, no de poderosos que siguen manteniendo la estructura de impunidad e injusticia. En las cárceles no están los grandes carteles del narcotráfico”, explicó al referirse por qué la impunidad de ayer tiene un hilo conductor hasta el presente. Según su visión, el poder hace de todo para que el pueblo no se organice, “para mutilar al pueblo”, el camino está del otro lado, “organización” es la respuesta que nos brinda. “Necesitamos una elevación de conciencia”.

Por los derechos

Para Mirtha la legislación argentina en determinados aspectos antes del golpe era ejemplo en el mundo. “Eso hasta el día de hoy no lo hemos vuelto a recuperar, un ejemplo es el estatuto docente”.

Según señaló, el nivel de politización de aquella época a nivel latinoamericano estaba enfocado en la distribución compartida de los medios de producción. “Hoy lo que sentimos es impotencia ante la justicia actual, queremos que se condenen y sean castigados los responsables del genocidio que se cometió contra el pueblo de Salta en el marco de la última dictadura militar”.

Mencionó que las discusiones en torno a la cantidad de desaparecidos son propuestas del lado. “Así sea un solo desaparecido, a nosotros como sociedad nos tiene que conmover. Hay varias generaciones de familias que todavía necesitan saber qué pasó con sus seres queridos. Por ahí plantean la ancianidad como una salida, pero la edad biológica a la que todos vamos a llegar no debe servir para confundirnos de las responsabilidades”.

Mujeres en la lucha

La violencia contra las mujeres en los centros clandestinos de detención tuvo métodos específicos. Aunque desde el año 2000 la Corte Penal Internacional incluye dentro de la definición de “lesa humanidad” a “toda violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable”, en la Argentina esta perspectiva se incorporó recién en 2010.

Según la psicóloga Andrea D’Atri “La dictadura exacerbó el modelo dicotómico de ‘virgen o prostituta’, resignificado en la oposición del modelo mariano representado en la Virgen de Luján contra el de la subversiva que transgredía la supuesta esencia femenina”.

Cristina Zurutuza, coautora del libro “Grietas en el silencio”, sostiene que “había una gran dosis de machismo, y de violencia machista, por dos caminos. Uno, contra las mujeres en general, y otro, contra las mujeres que se habían atrevido a desafiar el estereotipo, el modelo de mujer, el de una mujer sumisa, una mujer en su hogar, en su casa cuidando de sus niños, que se habían atrevido a desafiar el orden social”.

Violencia ayer y hoy

Su experiencia de vida junto a su tenacidad para afrontar una larga lucha, le han dado a Mirtha Torres una visión crítica de la realidad actual. Al ser consultada sobre su mirada de la situación de las mujeres en Salta, Mirtha fue explícita al afirmar que ve que la violencia hacía el género no cesa. “Lo palpamos en la comisión contra la impunidad donde vemos que cada vez se suman más casos de femicidios y desaparecidas”, señaló y agregó que respecto al estado de emergencia en violencia de género en el que se encuentra Salta, “no vemos resultados positivos, sólo erogación de recursos y acomodo de amistades en cargos públicos”.